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Hoy hablamos Episodio 2073 Céranos Bienvenido a hoy hablamos, el podcast para aprender español cada día.
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Seguimos con nuestra serie sobre grandes estafas y hoy viajamos hasta Silicon Valley, un lugar conocido por su espíritu innovador.
Aunque a veces, entre tanta ambición también nacen historias sorprendentes como la de hoy.
Muchas veces los timos ocurren porque te venden algo tan bien que te convencen de una forma tan elocuente que terminas creyéndote todo lo que te cuentan, aunque sea mentira.
Hoy vamos a hablar de un fraude ubicado en Silicon Valley, donde vendieron humo de una manera increíble.
Ahora conoceremos la historia de manera más exhaustiva, pero de manera resumida podríamos decir que Ceranos era una empresa que prometía revolucionar el sistema sanitario al asegurar que sus máquinas podían hacer unas 200 pruebas diagnósticas a partir de una sola gota de sangre.
Esto significaría que se abaratarían los costes y estas pruebas serían más asequibles para todo el mundo.
Ellos decían que eso salvaría muchas vidas porque se podrían hacer análisis de manera más frecuente.
Antes de conocer toda la historia, te diré que esta empresa llegó a tener un valor de $9000 millones.
Quizá he empezado mal esta historia porque la empresa en sí no tiene mucha historia.
Elizabeth nació en Washington en el año 1984 y podemos decir que pertenecía a una familia de clase acomodada y con buenas conexiones.
Para que te hagas una idea, su padre trabajaba en el sector energético y y trabajó para varias empresas gubernamentales y su madre era asistente y asesora personal de un miembro del Capitolio.
Pero no nos podemos olvidar de quién fue su gran inspiración, según ella mismo dijo, su tatarabuelo, que había sido cirujano, deportista, inventor e ingeniero millonario y que participó en la Primera Guerra Mundial.
Su tatarabuelo la inspiró tanto que la llevó a interesarse por la ciencia y por los inventos.
Por ese motivo empezó sus estudios en ingeniería química en la prestigiosa universidad de Stanford.
Y ojo, porque era una gran estudiante, ya que en su primer año recibió la becaria presidencial, distinción que iba acompañada de una beca de $3000 para un proyecto de investigación.
Es la clásica historia de emprendedor de Silicon Valley que deja la carrera para fundar una startup y revolucionar el mundo.
Estamos en el año 2003 y ella funda una empresa, en principio llamada Real Time Cures, pero después pasó a llamarse Ceranos, nombre que se formaba con la unión de dos palabras therapy y diagnosis.
Al año siguiente la empresa despegó y no tardó en encontrar inversores que invirtieron unos $700 millones en el proyecto, convirtiéndolo así en la 10.ª startup más respaldada en su época.
Primero, la idea era realmente prometedora, porque lo que vendía era una tecnología capaz de hacer pruebas diagnósticas a partir de una gota de sangre y que se conseguía con un simple pinchazo en el dedo.
Eran pruebas rápidas, sencillas y asequibles, con lo cual, sobre el papel, era una tecnología que podría revolucionar el sistema sanitario tal y como se conocía hasta el momento.
donde un simple análisis de sangre cuesta bastante dinero y hay gente que no se lo puede permitir porque no tiene seguro.
Porque más personas podrían hacérselas y así detectar enfermedades a tiempo que de otro modo no se habrían descubierto por no hacer las pruebas debido al alto coste.
Para ello, Elizabeth decía que habían desarrollado una máquina diagnóstica revolucionaria conocida como Edison.
La otra razón por la que consiguió convencer a tantos inversores era su personalidad.
Esta mujer emanaba carisma por todos los poros de su piel y creó un relato de mujer hecha a sí misma, muy del gusto de Silicon Valley.
Además, quizá emulando a su admirado Steve Jobs, se acompañó de esa imagen de ir siempre a negro y ejercer la misma clase de liderazgo que el fundador de Apple.
La cuestión es que entre su carisma, una idea aparentemente revolucionaria, el auge de Silicon Valley y su red de contactos, Elizabeth logró rodearse de personas muy influyentes.
Antiguos altos cargos del gobierno, empresarios multimillonarios y reconocidos expertos del mundo de la ciencia y la medicina.
Este respaldo de figuras tan importantes le dio una gran credibilidad, lo que hizo que muchos confiaran en ella sin cuestionar realmente la viabilidad de su tecnología.
Gracias a esto, Cerano se convirtió en una empresa muy poderosa, con 500 empleados y valorada en más de $9000 millones.
Elizabeth alcanzó una fortuna personal de 4500 millones con tan solo 30 años, convirtiéndose en la primera multimillonaria en conseguir esa fortuna por sí misma.
Y ojo, oyente, porque todo esto tiene un mérito asombroso, ya que una de las características de esta empresa era su enorme secretismo.
Supongo que con la excusa de que era una tecnología muy revolucionaria y que podrían intentar copiarla, consiguieron atraer a inversores sin que nadie supiese exactamente cómo funcionaba.
Porque claro, una cosa es prometer que puedes cambiar el mundo y otra muy distinta es demostrarlo.
Y aquí es donde entra una de las decisiones más arriesgadas y probablemente más desastrosas.
Céranos decidió demostrar cómo funcionaba su tecnología llegando a un acuerdo con una de las cadenas farmacéuticas más grandes de EE.UU.
Gracias a esta alianza, Ceranos instaló sus máquinas en varias farmacias del país.
La idea era cualquier persona podía acudir allí, pincharse un dedo, dar una gota de sangre y, por un precio muy bajo, obtener un análisis completo.
Una especie de laboratorio médico en miniatura, accesible y rápido, pensado especialmente para aquellas personas que no podían pagar un seguro médico o que vivían lejos de centros de salud.
No tenían esa tecnología que pudiese realizar los análisis de sangre con una sola gota de sangre.
Entonces, lo que hacía esta empresa era procesar las muestras de sangre usando técnicas convencionales.
Muchas veces lo hacían en laboratorios externos o con maquinaria de otras empresas, y siempre de forma secreta.
Además, como una gota de sangre no era suficiente para realizar el análisis, lo que hacían era diluir las muestras en agua para tener el volumen necesario para realizar la prueba.
Esto era terrible, porque ya no era solo que estuviese engañando sobre su tecnología, sino que sus prácticas hacían que los resultados de los análisis fueran imprecisos e incluso erróneos, poniendo en un grave riesgo a los pacientes.
Imagina que un análisis te dice que no tienes una enfermedad cuando sí la tienes, o al revés, que tienes algo grave cuando en realidad estás completamente sano.
Ahora sabemos que hacían todo esto, pero en ese momento estas prácticas las hacían de forma secreta.
Sin embargo, muchos expertos cuestionaron esta tecnología porque no entendían cómo podía funcionar.
La cuestión es que en el año 2015, el periodista John Carrero en The Wall Street Journal, lanza un artículo de investigación donde pone en entredicho a la empresa.
En este artículo aseguraba que en sus análisis de sangre no utilizaban la famosa tecnología Edison, sino que hacían uso de los métodos tradicionales.
Pues mira, en gran medida su fuente era un ex empleado de la empresa, que no era una persona cualquiera, era Tyler Schultz, nieto de George Schultz, un político que era socio de Elizabeth.
A pesar de que ella y la empresa intentaron por todos los medios defenderse de las acusaciones, no pudieron luchar contra las evidencias y estas investigaciones fueron el inicio de investigaciones más profundas y serias por parte de diferentes organismos del gobierno.
Y la cosa no quedó ahí, ya que Elizabeth y el ex presidente y ex consejero de operaciones de la compañía, Ramesh Sani Balwani, fueron acusados de fraude masivo y conspiración para cometer fraude.
Ella negó todas las acusaciones y dijo que realmente confiaba en su tecnología y que nunca tuvo intención de engañar a nadie.
Pero claro, en el juicio también hablaron los exempleados, que dieron una versión totalmente diferente, donde se dijo que se habían manipulado los resultados y se habían escondido pruebas con el fin de engañar a los inversores y por lo tanto a los usuarios.
De esta manera, en el año 2022, Elizabeth fue sentenciada a 11 años 3 meses de prisión.
Puede que lleves todo este tiempo de episodio pensando en que esta historia te suena de algo, que la has visto en algún lado.
Y es posible, porque el personaje de elizabeth Holmes se convirtió en un auténtico fenómeno y se hizo una serie sobre su persona que se llama The Dropout.
Ella sigue en prisión a día de hoy y es el claro ejemplo de que una idea bien vendida puede llegar lejísimos, aunque sea un completo fraude.
Pero además sirvió para que mucha gente se diera cuenta de que en entornos como Silicon Valley o el sector tecnológico, las promesas no son nada si no hay pruebas que las confirmen.
Parece algo obvio, pero tuvo que venir Elizabeth con su gran estafa para que algunas personas en Silicon Valley se dieran cuenta de esto.
Hasta aquí el episodio de hoy, y ya sabes, si te gusta este podcast y el trabajo diario que rezamos, tu colaboración sería de gran ayuda.