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Hoy hablamos Episodio 2077 las preferentes en España Bienvenido a hoy hablamos, el podcast para aprender español cada día.
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En este último episodio hablaremos de una estafa ocurrida en España no hace tanto y que dejó a muchos españoles sin sus ahorros de toda la vida.
Es una estafa especial porque es la mayor de las ironías, personas estafadas por las personas que te asesoran financieramente y en las que confías.
A lo largo de nuestra vida nos encontramos con gente que nos engaña de diferentes desde mentiras piadosas que nos cuenta un compañero del colegio, pasando por una compra donde nos cobran de más, hasta gente que nos engaña en el trabajo para que hagamos algo que no queríamos hacer.
No es lo mismo que te engañe un desconocido a que te engañe alguien en quien confías.
Esos son los engaños que más una traición de un familiar, de un amigo, una pareja o alguien en quien confiamos ciegamente es como una puñalada en el corazón.
Pues bien, para terminar esta serie de episodios donde estamos hablando de estafas, hablaremos de una estafa diferente, inesperada y poco ética.
Bueno, todas las estafas son poco éticas, por supuesto, pero en esta ocasión hablamos de una perpetrada por alguien en quien la gente confiaba los bancos.
Porque que un estafador te estafe es normal, es gente mala, pero que una persona o institución en la que confías tus ahorros durante años termina estafándote.
Por eso, hoy hablaremos de la estafa de las preferentes en España, una estafa realizada por algunos bancos españoles y que afectó a miles de personas en España.
Por cierto, aunque estoy hablando de bancos en general, en realidad esta estafa fue realizada principalmente por las cajas de ahorros.
En aquella época, en España existían dos tipos principales de entidades los bancos y las cajas de ahorros.
Las cajas de ahorros funcionaban de forma parecida a los bancos, pero con algunas diferencias importantes.
En teoría, no tenían ánimo de lucro y estaban más enfocadas a la obra social y al ahorro familiar.
Además, sus consejos de administración solían estar formados por representantes políticos, sindicales y de organizaciones sociales, lo que les daba un carácter más vinculado a lo público.
Esta estructura con menos control técnico y más influencia política, fue uno de los factores que contribuyó a una gestión deficiente y en parte a escándalos como el de las preferentes.
Pero bueno, a lo largo del episodio hablaré de bancos en general para simplificar, pero es relevante conocer esta diferencia para ser justos, ya que esta mala praxis o estafa fue realizada principalmente por las cajas de ahorros.
De hecho, este fue uno de los motivos por los que actualmente ya casi no existen cajas de ahorros.
¿Bien, entonces, volviendo al fraude, en qué consistió el fraude de las preferentes?
A modo de resumen introductorio, podríamos decir que fue un fraude bancario donde se vendió un producto financiero arriesgado a inversores que pensaban que estaban invirtiendo en un producto muy seguro.
Estos clientes fueron engañados porque creían que estaban contratando un depósito a plazo fijo o algo parecido, que es un producto extremadamente seguro.
Se estima que las personas afectadas fueron 700000 y que las pérdidas totales estuvieron en torno a los €10000 millones.
Para poder entender de qué estamos hablando, es necesario aclarar qué son las participaciones preferentes.
Vamos a hacer algo que no hicieron las personas que vendieron en su momento este explicarlo para poder entender qué es.
Y no es un producto financiero fácil de explicar, porque es bastante complejo, con características que se parecen un poco a las acciones 1, poco a los bonos, pero que en realidad no son ni una cosa ni la otra.
Tiene varias formas de puede vender acciones, emitir bonos o, como en este caso, ofrecer participaciones preferentes.
Si tú compras acciones de un banco, te conviertes en propietario de una parte de ese banco.
Claro, también puedes perder dinero si el banco va mal, pero al menos sabes lo que estás comprando una parte de la empresa.
El banco se compromete a devolverte ese dinero en una fecha concreta y a pagarte unos intereses.
Cuando compras una participación preferente, no te conviertes en dueño del banco como con las acciones, pero tampoco tienes garantizado que te devuelvan el dinero como con un bono.
Estás prestando dinero, pero sin una fecha clara de devolución y con muchas condiciones.
Solo cobras intereses si el banco tiene beneficios y si el banco va mal o quiebra, puedes perder todo tu dinero.
Además, no puedes recuperar fácilmente tu inversión porque no hay un mercado fácil y transparente para vender esas preferentes.
¿Después de esta explicación, oyente, si tú fueras un jubilado o un pequeño ahorrador que quiere invertir en algo muy seguro y sin riesgo, escogerías este producto?
Pues tenemos que remontarnos al año 2003, cuando la Comisión del Mercado de Valores permitió empezar a vender preferentes a clientes minoristas.
A partir de ese momento, los bancos empezaron a vender las preferentes a estos clientes como su producto estrella y se lo ofrecían a clientes selectos, entre comillas, casi como si les hicieran un favor, un producto exclusivo por ser un buen cliente.
Decían que eran depósitos a plazo fijo con una alta rentabilidad, sin riesgo, y que el capital estaba asegurado y que se podía recuperar lo invertido en cualquier momento.
En esos años no se vendieron estos productos de manera masiva, solamente a unos cuantos clientes.
Además, el mundo y nuestro país estaban en una buena situación financiera, entonces todo funcionaba perfectamente.
Pero entonces llegó el año 2008, que solo con decir el año ya sabemos de qué estamos la caída de Lehman Brothers, el hundimiento de la banca a nivel mundial y por lo tanto, una gran crisis económica en todo el mundo.
Además, en España se incrementa con la crisis inmobiliaria que lleva al país a una situación económica desastrosa.
Que los bancos, sobre todo las cajas de ahorro que he explicado al principio del episodio, tienen problemas de dinero.
Y esto no tendría por qué ser algo malo si explicas bien los riesgos y lo vendes a un cliente que quiera asumir ese tipo de riesgos.
Buscaron a los inversores y ahorradores menos educados financieramente y los engañaron.
Y por si esto fuera poco, muchos de sus clientes eran personas que querían asumir muy poco riesgo en sus inversiones y que en muchos casos invertían los ahorros de toda la vida.
Pues, como hemos visto, en todas las estafas que han tenido que ver con inversiones financieras, el problema llega cuando los inversores intentan recuperar el dinero.
Varias cajas de ahorros españolas estaban en una situación muy delicada, al borde la quiebra, y el estado las rescató con dinero público.
En ese contexto, dejaron de pagar los intereses prometidos a los inversores que tenían preferentes porque ya no tenían beneficios.
Además, como las preferentes no tenían vencimiento y no se podían vender fácilmente, los ahorradores no podían recuperar su inversión.
El valor de mercado de esas preferentes cayó en picado, y en la práctica casi no tenían valor.
Muchas entidades presionaron a los clientes para que canjearan esas preferentes por acciones del propio banco.
En algunos casos, como el de Bankia, acabaron perdiendo casi todo su valor tras la salida bolsa.
Lo primero que pasó es que España se movilizó y los afectados salieron a la calle a reclamar lo que era suyo.
Y no solo para reclamar su dinero, sino para denunciar la mala praxis, el hecho de que se les vendiera algo con engaños y sin darles la información completa.
Y es que este no es un caso en el que unas personas se quejen porque su inversión no ha salido bien o porque no han tomado una buena decisión, sino que se quejaban porque las habían engañado.
Estaba claro que algo había que hacer, y lo que se hizo por parte del gobierno fue impulsar un arbitraje entre los bancos y los afectados con la finalidad de que los inversores recuperaran su dinero.
Pero claro, este arbitraje no era del todo equitativo, ya que el árbitro fue nombrado por el banco, una consultora, y los bancos solo aceptaron a una parte de los clientes con los que ellos admitían mala praxis.
Entonces, muchos afectados tuvieron que denunciar a las entidades bancarias para que un juez resolviese el problema.
Hubo miles de juicios, y en más del 90 % de los juicios se dio la razón a los clientes.
En casi todos los casos se demostró que hubo malas prácticas por parte del banco y engaño o estafa.
Yo conozco personalmente a varias personas que fueron engañadas y que ganaron el juicio.
Y en estos casos que conozco el fraude había sido muy evidente, porque eran ahorradores que tenían mucho miedo al riesgo y solo invertían en bonos del estado o depósitos a plazo fijo, productos financieros muy, muy seguros.
También tenemos que hablar de las consecuencias emocionales, porque este tipo de fraudes afectan mucho emocionalmente a las víctimas es que ponte en la piel de una persona que lleva muchos años ahorrando, invierte su dinero en un producto financiero que piensa que es completamente seguro y de repente, un día le dicen que ha perdido todo su dinero.
Por suerte, después de unos años, muchos afectados recuperaron su dinero gracias a las demandas.
Pero la salud mental que perdieron durante ese tiempo nadie se la puede devolver.
Evidentemente, a esto hay que sumarles las indemnizaciones, los costes de los juicios y el dinero que han tenido que devolver a los afectados después de las resoluciones judiciales.
Otra de las consecuencias es que se ha endurecido la regulación para proteger a los clientes y para asegurarse que el cliente sabe y entiende lo que está contratando.
Por eso ahora, para contratar un producto financiero hay un proceso más transparente y claro que asegura que la persona que contrata el producto es consciente de los riesgos y entiende lo que está contratando.
Ahora, por ley, hay mecanismos para que los bancos no puedan saltarse este proceso.
Por ejemplo, ahora, si vas a cualquier web de un banco español y ves alguna información sobre un producto financiero, están obligados a poner en grande una escala de riesgo del producto que va del un al seis o del un al siete, depende del producto.
Quizá la mayor de las consecuencias para los bancos fue la pérdida de confianza de la población en ellos, porque esto fue como si te estafara alguien en quien confías.
Ten en cuenta, oyente, que muchos de los estafados eran clientes que llevaban décadas en el mismo banco y conocían personalmente a los trabajadores y al director de la oficina, y que tenían un trato cercano.
Casi todas las cajas de ahorros que vendieron masivamente estos productos acabaron quebrando y siendo rescatadas por el estado.
Después, muchas fueron absorbidas o compradas por bancos más grandes y desaparecieron como entidades independientes.
Algunas cambiaron de nombre y aplicaron estrategias para limpiar su imagen y desvincularse de su pasado.
Una de esas estrategias, que me parece curioso comentar, fue mover a los directores de oficina que habían vendido preferentes.
No los despidieron porque realmente estaban siguiendo las órdenes de sus superiores.
Con esto, las entidades intentaban dar la impresión de que se estaban haciendo cambios y tomando medidas.
Cuando en realidad solo estaban alejando a esos empleados de los clientes a los que habían engañado.
Para muchos clientes, ver que desaparecía el director que les había engañado les daba la sensación de que había consecuencias, pero era una puesta en escena, porque ese nuevo director había hecho lo mismo en otra oficina con otros clientes.
Oyente, si algo hemos aprendido en este episodio y en el tema del mes en general, es que hay que tener mucho cuidado con el conflicto de interés de la persona que te está ofreciendo o vendiendo algo.
Si una persona tiene un conflicto de interés significa que no puede ser imparcial porque tiene algo que ganar o perder personalmente en esa decisión.
Entonces, si alguien que te intenta convencer gana dinero con tu decisión, seguramente no estará pensando en lo que es mejor para ti, sino en lo que es mejor para él.
Esto no ocurre siempre, a veces hay personas muy honradas, pero sí ocurre en muchos casos.
Por eso los bancos, al menos en España, son pésimos asesores financieros y siempre hay que contratar a un asesor financiero independiente que no tenga conflictos de interés para evitar engaños como el que hemos visto hoy.
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