This transcript has been generated automatically.
Como siempre, hoy publicamos un episodio gratuito y otro episodio exclusivo para los suscriptores premium en el podcast Premium Rebelló.
Puede escuchar este episodio si te haces suscriptor premium en Hoy Hablamos, común.
Ahora, en este episodio del podcast diario, Paco y yo hablamos de algunas anécdotas personales.
Bueno, es que sé que suena un poco raro, pero hoy, primero de agosto, pues debería estar en Huelva.
Pero bueno, como el episodio lo estamos grabando unos cuantos días antes, pues por eso digo que estoy en Huelva, pero en realidad no estoy en Huelva.
Claro, al final, aunque estamos en agosto, nosotros grabamos un poquito antes, porque si lo dejamos para el último día sería un problema.
Dejar el episodio para el último día, grabar justo hoy, media hora antes de que se publique el episodio sería demasiado español.
Bueno, pues sea verdad o no, la realidad es que nosotros somos un poquito más previsores que el resto.
Bueno, Paco, pues como vemos, estamos así en una época de vacaciones, de estar más tranquilos, de no preguntarnos sobre el sentido de la vida, sobre el propósito, sobre qué hago en este planeta o en este mundo.
Eso lo dejamos para septiembre porque en agosto no tenemos tantas ganas de pensar.
No sé cómo es esto en otros países, pero realmente en España sí que es así, que en agosto gran parte de la industria, bueno, es como que casi todo para en España no para completamente, pero se reduce mucho el ritmo de trabajo, el ritmo de producción.
Si tú, yo qué sé, pues necesitas que te arreglen algo en casa, que te arreglen un baño o lo que sea, y estás en agosto, mejor espérate a septiembre.
Y si quieres comprarte una casita en España, por favor, no te la compres en agosto.
Cómpratela en septiembre o en junio, pero no en el verano, porque mucha gente está de vacaciones y todo funciona a medio gas.
Tengo que irme de vacaciones, así que usted aguante ahí, que en un mes nos vemos.
Hombre, que al final también tienen derecho a descansar los cirujanos y los médicos y todas estas personas.
No descansamos nosotros en agosto, las tonterías siguen en agosto, en septiembre, en enero.
Si alguien quiere que cambie, lo lamentamos mucho, pero vamos a seguir con las tonterías.
Entonces, Paco, vamos a hablar de algunas anécdotas que quizá pueden ser graciosas, curiosas o bueno, tonterías que nos han pasado a lo largo de nuestra vida o recientemente.
¿Y creo que vas a empezar tú y me vas a hablar de tu coche, que lo has cambiado recientemente, No?
Porque siempre en este podcast hablábamos de tu coche, un Kia Picanto bastante viejo.
Por eso hemos tenido la idea de grabar este episodio de algunas anécdotas, porque te estaba contando la historia de cómo hace unos cuantos meses vendimos nuestro famoso Kia, que tenía casi 20 años.
Tengo que decirte que Kia es una marca fiable, o al menos a nosotros nos ha funcionado muy bien en estos años.
Quizá porque como lo usaste tú, se revalorizó, porque la gente decía uy, es el coche de Paco, este coche tiene valor, tiene su olor, tiene algunos pelos ahí en el salpicadero.
Porque miramos otros coches similares con los mismos años, los mismos kilómetros y tal, y los vendían por 3.000 euros.
En el 2019 lo compré un Toyota Yaris por 6.000 euros más o menos, y ahora vale 9.000 euros.
Es un poco triste en realidad, porque si analizas esta situación significa que los coches han aumentado mucho de precio.
Por supuesto, no vamos a quejarnos ahora del mundo en el que vivimos y tal, pero sí es que hay que admitir que los coches se han encarecido mucho.
Pero Roi, lo divertido de la historia, lo que quería contarte es que, bueno, los compradores eran unos personajes, unos auténticos personajes, un matrimonio de unos, diría, cincuenta y cinco, sesenta años más o menos.
Pero te cuento, Roi, por ejemplo, antes de venir a ver el coche, ellos, o concretamente ella, llamó a Ana por teléfono, a mi mujer, la llamó por teléfono y le preguntó dónde estaba el volante.
Y claro, ella pensaba que era una broma, pero no, no, ella estaba confundida, no sabía dónde estaba el volante.
Es un poco raro porque, a ver, si compras un coche en Reino Unido o así, o en un sitio donde haya muchos coches de importación de Reino Unido, de Japón o donde sea, donde conducen por el otro lado, pues bueno, puedes entenderlo.
Pero claro, en Polonia, todos los coches que se venden obviamente tienen el volante en la izquierda porque conducen por la derecha.
Y de hecho, bueno, me imagino que estas personas podrían pensar o podrían haber pensado que, no sé, a lo mejor es un coche que ha venido del Reino Unido o algo así, pero no, no.
Los documentos o la información que había en Internet, estaba claro que era un coche que no era del Reino Unido.
Y había fotos en el anuncio había fotos, sí, pero claro, la señora no se fiaba por si habías hecho lo de rotar la foto, que puedes darle esta edición que haces con el móvil o así, y todo cambia de sitio y te la pueden liar, te pueden poner un coche que tiene el volante en un lado y en la foto parece que está en el otro.
ROI, al final lo que aprendí de esta historia es que no hay preguntas tontas, hay que preguntar.
Y más aún cuando vas a hacer una compra en el que hay un dinero importante de por medio.
Entonces estábamos en nuestra plaza de aparcamiento y de repente vimos como la mujer se tumbaba en el suelo.
Yo estaba pensando, bueno, quizás hace demasiado calor, un golpe de calor, vamos a llamar a la ambulancia.
Estaba leyendo la información que habían los neumáticos para ver el tamaño de las ruedas.
Yo pensaba que querría mirar algo de debajo del coche, algo de si había alguna pieza suelta, algún problema.
A ver, si vas a comprar un coche muy especial o algo, pues te puede interesar, pero en un Kia Picanto, tendrá unas ruedas de tamaño convencional o estándar.
Como mucho puedes ver si están muy estropeadas o no, porque puede costar un dinero cambiarlas.
Bueno, y yo me imagino que lo que quería hacer con esas acciones tan raras era demostrarnos que sabía algo de coches, o que ellos sabían algo de coches, y que nosotros no podríamos engañarlos.
De hecho, pasó algo un poco raro también, unos minutos más tarde, cuando fuimos a probar el coche, y mientras ella estaba conduciendo, decidió que sería una buena idea probar los frenos, ver si el coche frenaba.
Íbamos a una velocidad más o menos alta, y de repente cogió el freno de mano y tiró para arriba.
Bueno, quizá quería comprobar el ABS, que cuando pegas un frenazo así, salta el ABS para que el coche, pues las ruedas no se bloqueen y tal.
Fíjate cómo un día tranquilo, una venta de un coche puede transformarse en un día de aventuras de mucho riesgo.
Que al final vender el coche está bien, pero te viene esta gente así que no tiene mucha idea y te la puede liar porque no pasó nada, pero si llega a ir un poquito más rápido, lo que sea.
Tirar del freno de mano en plena marcha, eso es que no estás muy bien de la cabeza.
Bueno, al Kia Picanto le faltaban varias tuercas, pero a esa mujer también le faltaba una tuerca.
Pero Roi, Bueno, yo te he comentado esta anécdota de la venta de nuestro coche y tú antes me has estado contando otra que me ha hecho mucha gracia.
Pues te voy a contar una historia que no tiene nada que ver con esta historia que has comentado tú al final.
Así que te voy a contar a ti y a todos los oyentes cómo rompí la pantalla de mi móvil cuando tenía 18 años.
Hoy en día te compras un móvil muy chulo y le pones la funda, le pones el cristal templado.
Entonces yo cuando tenía 18 años, el móvil lo llevaba sin ningún tipo de protección.
Pues bueno, volviendo a la historia, El ROI que conoces tú ahora, Paco, y que conocen los oyentes, experto en todo, una persona sensata, aversa el riesgo, que calcula los riesgos y toma precauciones.
El Roi adolescente, ese joven adulto que le gustaba salir mucho de fiesta, beber alcohol, pasárselo bien, hacer algunas locuras o tonterías.
Ya sabes, Roi, que en la adolescencia, una frase que me gusta mucho decir cuando hablo de adolescentes es que la adolescencia es una enfermedad que se cura con el paso del tiempo.
Moto G, creo que se llamaba, que fue uno de los primeros móviles que sacó Motorola como moderna, porque había cerrado la empresa.
Y entonces, no sé por qué, pues poco a poco cogí el hábito de demostrar la resistencia de ese móvil, de tirarlo.
Es decir, a veces estaba con mis amigos y de broma, para que viesen cómo de bueno era mi móvil, tiraba el móvil al suelo.
Era una forma de demostrar que eras muy valiente, que te daban igual las cosas, que no te importaba nada.
Sí, supongo que otros adolescentes sacaban el carné de moto y hacían caballitos en la moto.
Bueno, mi forma de mostrar lo chulo y lo guay que era, lo despreocupado que era, era tirando el móvil al suelo.
Entonces nos veníamos arriba y hacíamos una cosa que era como un juego o algo así, que es que yo cogía el móvil y un amigo mío se ponía como lejos en la acera, por la calle, y yo tiraba el móvil por el suelo, lo deslizaba como si fuera un disco.
Como este deporte olímpico que se hace sobre hielo y lanzan un disco y tienen que ir limpiando delante del disco para que el disco llegue hasta la diana, ¿Sabes?
Entonces yo cogía el móvil sin funda, sin nada, y lo tiraba por el suelo y deslizaba muchos metros.
Madre mía, cuánto talento ha perdido la NASA, La agencia Espacial norteamericana.
Es que yo debería estar ahí haciendo pruebas de resistencia de naves espaciales, de móviles.
Debería trabajar en el departamento de calidad de alguna empresa de este tipo, probando la resistencia de la tecnología de los móviles.
Y el móvil resistía, lo tiraba al suelo, deslizaba por el suelo y el móvil, obviamente, pues con algunos rayazos.
Bueno, Roi, entonces me imagino que incluso era una técnica que podías utilizar para ligar, para intentar impresionar, impresionar entre comillas, a las chicas.
Creo que has ligado lo mismo que yo, porque efectivamente, efectivamente, un día estaba hablando con una chica, estaba intentando ligar con ella, estábamos ahí charlando, riéndonos, y me daba la sensación de que la cosa fluía, la cosa iba bien.
Y en ese momento, como soy muy listo, como soy una mente brillante, pues decidí hacer el truco del móvil.
Seguro que ahora tirando el móvil todo bueno, ya voy a seducir a esta chica fácilmente.
Claro, pensé estoy hablando con esta chica, se está riendo, parece que estamos conectando.
Porque al final es lo que hacemos cuando somos adolescentes, cuando somos muy jóvenes, somos muy rebeldes.
Pues bueno, se me ocurrió hacer esto y entonces estábamos hablando, no sé por qué, cogí el móvil y quizás respondí un WhatsApp o lo que sea.
Y entonces, como tenía el móvil a la mano, le mira, y este móvil es súper resistente.
De hecho, fue algo muy chocante para mí, porque pensé joder, tantas veces lo había tirado y no había roto nada, ni un arañazo en la pantalla.
Supongo que lo tiré con mucha fuerza, porque como quería ligarme a esa chica, tenía mucho ímpetu, muchas ganas, y dije venga, voy a tirarlo ahí con fuerza para demostrarle a esta chica que soy muy rebelde.
Fue como una revelación para mí, Paco, porque fue como una metáfora, un simbolismo.
Y al ver el móvil roto, me di cuenta de lo estúpido que estaba actuando en ese momento y que había actuado durante mucho tiempo, pero no quería admitir lo estúpido que era.
Y creo que más bien es la historia de cómo me di cuenta de lo estúpido que estaba siendo.
Y por supuesto, me imagino, aunque no lo has contado, pero me imagino que esa fue la primera y la última vez que viste a esa chica.
En ese momento me lo pasé muy bien, me divertí con mis amigos y oye, las empresas de móviles ganaron mucho dinero conmigo.
Pues Roi, te voy a contar ahora una historia de la que no sé si me arrepiento, pero también aprendí, creo que también como tú con lo del móvil, yo aprendí bastante de esta historia que voy a contarte enseguida.
Bueno, pues cuando estaba en la universidad, en mi primer año de estudios, recuerdo que fue una época, fue un año bastante difícil por diferentes motivos personales, también por algunos problemas económicos.
Bueno, también lo típico cuando eres adolescente o estudiante, que no tienes mucho dinero.
Bien, pues recuerdo un día en que miré la cartera y vi 20 euros y dije, bueno, pues con estos 20 euros tengo que pasar la semana.
Bueno, para la semana siguiente tendría algo más de dinero, pero bueno, para esa semana 20 euros.
Bueno, pues entonces me enteré de que el Real Madrid de baloncesto iba a ir a Córdoba a jugar un partido contra el Unicaja de Málaga, si no recuerdo mal.
No tengo dinero, no lo estoy pasando bien en esta época de mi vida, creo que me merezco un premio, creo que me merezco algo, hacer un sacrificio para conseguir eso, pues un premio, una recompensa y disfrutar un poquito en esta época oscura.
Decidí gastarme esos 20 euros en una entrada que costaba precisamente 20 euros en una entrada para ese partido Real Madrid Unicaja de Málaga.
Es gracioso, tú solo tenías 20 euros, estabas como triste, Bueno, era un momento muy malo para ti, tenías problemas financieros, no estabas muy feliz en ese momento por los motivos personales que sea, y tu idea para salir un poco de ese pozo de tristeza era gastarte tus últimos 20 euros en ver un partido de baloncesto y no comer esa semana o tirar con lo que tenías en la nevera y ya está.
No podías ir a tomar una cerveza o tomar una Coca Cola con unos amigos, no podías hacer nada más durante.
Y bueno, sí, claro, iba a comer porque en casa tenía algo de comida, pero iba a sacrificarme esa semana y no iba a hacer nada más, porque yo pensé que iba a ser algo fantástico ver un partido de mi equipo, no lo he dicho, pero es importante, ese partido iba a ser dos semanas más tarde.
Bien, pues pasaron los días y finalmente llegó el día del partido, dos semanas más tarde.
Yo estaba ahí con muchas ganas, muy ilusionado, muy motivado, porque ese día ya había llegado, el día en que podría ver finalmente por primera vez en mi vida al Real Madrid de baloncesto.
La fecha ya se había pasado, el partido había sido la semana anterior, el fin de semana anterior y no me.
Bueno, es en otra ciudad, en otro estadio, cualquier cosa, venga, te buscas un transporte o vas andando aunque sea, pero no, tú también, Paco.
Pero aprendí una buena lección, por supuesto que me quedé muy triste, estuve muy jodido, claro, evidentemente, pero aprendí una lección y es que aunque resulte muy obvio, pero siempre hay que mirar muy bien las fechas, los conciertos de los partidos, las fechas en general de.
De las cosas, porque si no miras bien las fechas, luego puedes tener problemas como este.
Me he sacado esa espina clavada porque unos años más tarde, por supuesto, fui a ver el Madrid de baloncesto a Madrid.
Porque vi el Madrid contra los Celtics, los Boston Celtics en un partido amistoso.
Porque al fin y al cabo pude ver no solo al Madrid jugando contra otro equipo, sino contra mi equipo favorito de la NBA.
Ahora dices que el día más feliz de tu vida es cuando viste el Madrid de baloncesto y no cuando te casaste con tu mujer, cuando la conociste en la primera cita con ella.
Como un episodio que te dejé como que odiabas a los elefantes y querías matarlos a todos.
Bueno, cuando nos veamos en persona, creo que voy a darte una buena colleja por retorcer mis palabras.
Vamos con tus tonterías de nuevo, Roi, porque tenías otra anécdota para nosotros.
Quizá podemos decir que sí, porque ahora parece que evolucionamos muy tarde, pero técnicamente ya acaba la adolescencia, ¿No, Paco?
Un día tirábamos mi móvil por el suelo como si fuera un partido de petanca y otro día pues hacíamos cosas así un poco raras.
Entonces primero fuimos a tomar unas copas al bar, lo de siempre, te tomas algo y tal, y luego íbamos por la calle.
A ver qué me dices ahora que ya estás sugiriendo que no fue tu culpa, que fue culpa del alcohol.
Bueno, a ver, el alcohol yo asumo mi responsabilidad, Pero bueno, el alcohol ayuda también.
Cuando tú en España tiras un sofá, pues muchas veces lo dejas al lado del contenedor de la basura para que al día siguiente lo recojan.
Entonces podría ser un día cualquiera en el que ves un sofá en la basura y dices, anda, mira, un sofá en la basura y sigues caminando.
Pero ese día no, ese día vimos el sofá en la basura y para nosotros fue como si se nos hubiera iluminado la cabeza con la mejor idea de nuestra vida.
Nuestra idea original era cogerlo y llevarlo a la calle, donde hay muchos bares y tal, suele ser una zona peatonal por la que no pasan coches, y ponerlo allí.
Que el sofá aún pesaba y estábamos un poco lejos de la zona a la que queríamos llegar.
Claro, esto, Roi, me hace gracia porque fíjate que hay muchos vídeos de hombres, siempre hombres en Internet tirando cosas por precipicios, por barrancos, por escaleras.
Algo tenemos los hombres en el cerebro, que nos gusta tirar cosas y ver qué pasa y ver cómo se rompen.
Entonces íbamos con el sofá, ya lo estábamos como metiendo en la escalera, ya preparados para tirarlo.
Y claro, de repente, detrás de nosotros, en la carretera, apareció un coche de la policía.
Porque, a ver, por estas zonas suele haber coches de la policía que van por ahí patrullando ¿Para ver qué?
La policía está para eso, para vigilar que los sofás están en su sitio y que no están siendo tirados por escaleras.
Y claro, de repente vemos las luces del coche de policía y nos echamos a correr porque éramos conscientes de que, bueno, nuestra actitud no era la más cívica y a la policía no iba a gustarle.
Y claro, nosotros pensamos, bueno, dejamos el sofá, salimos corriendo y no pasa nada.
Sí, a ver, nosotros íbamos caminando, ellos iban en coche y pensamos que no iban a perseguirnos, pero bueno, de repente encendieron las luces, arrancaron y nosotros que le den.
Nos escapamos, corrimos, nos metimos por una calle y ya pensamos que bueno, que ya no pasaba nada, porque al final el coche, aunque vaya rápido, tú vas corriendo por la calle, te metes por algún callejón o lo que sea y ya está.
Y de repente, un poquitito después, aparece otro coche de policía y nos cierra el paso por una calle, porque eran calles estrechas, como casi peatonales, por las que pasa solo un coche y poco más.
Y en este momento había mucha adrenalina, estábamos corriendo, vemos otro coche flipando como ostras, están persiguiendo como si hubiéramos atracado un banco.
Y cogimos y dimos la vuelta y fuimos corriendo por otro callejón y de repente otro coche de policía.
Sí, supongo que el policía que nos empezó a seguir llamó a los refuerzos, porque siempre hay policía en esa zona, porque a veces hay peleas y tal.
Nos gritaron bastante, nos echaron una bronca, nos dijeron que oye, que no se podía hacer eso, tal, pero no nos pusieron ninguna multa.
Eso estuvo bastante bien, no nos multaron y solo nos hicieron pasar un poco la vergüenza de ir a buscar el sofá y volver a ponerlo donde estaba, volver a ponerlo al lado del contenedor.
Con toda esta historia que nos cuentas, tengo la sensación de que Vigo es una ciudad muy segura.
Porque si tres o cuatro coches de la policía estuvieron persiguiéndoos o yendo detrás de vosotros, significa que no había mucho más crimen o muchos más delitos en la zona.
También podrías hacer otra lectura y decir que bueno, que a lo mejor a veces es más fácil perseguir unos crímenes que otros, ¿No?
Entonces si tú ves a un tío ahí todo loco haciendo cosas muy peligrosas, pues uy, tienes más cautela.
Fue una buena elección también para vosotros, porque quizás ellos os pararon los pies luego.
Si ellos no se hubieran echado la bronca y enseñado esa lección, a lo mejor ahora estarías en la cárcel, Roi.
A ver, sí que es verdad que creo que hicieron bien, en el sentido de que está bien que los adolescentes o los jóvenes cuando hacen estas estupideces, pues reciban una buena reprimenda, porque tienes que aprender que ese comportamiento está mal.
Sí, pero al menos vas aprendiendo que las acciones tienen consecuencias y hay cosas que tienes que dejar de hacer que no puedes hacer.
Pero bueno, lo dejamos ya para otro día porque es agosto y no podemos seguir trabajando, ¿No?
Pues sí, Paco, incluso yo ya estoy un poco cansado de contar esta anécdota, porque me he puesto mucho en el papel, me he acordado de ese Roi de 18 años haciendo tonterías y la adrenalina del momento escapando de la policía como si fuera Bonnie Clay.
Así que dejamos aquí el episodio, un episodio así un poco distendido, relajado, contando algunas anécdotas que nos parecen curiosas o graciosas, y ya otras que tenemos por ahí las dejamos para un futuro episodio, que tampoco vamos aquí a contar todas nuestras anécdotas, todos nuestros secretos.
Bueno, pues nada, Paco, Un placer como siempre, cuídate mucho y nos vemos la semana que viene.