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Hoy hablamos episodio 2119 el síndrome posvacacional Bienvenido a Hoy Hablamos, el podcast para aprender español cada día.
Pero el fin del verano es triste, aun cuando sabemos que todo es un ciclo y llegará el día en que sudando desearemos otra vez el frío enero.
Esta es la letra de una canción del grupo Danza Invisible llamada El fin del verano.
Y de algo que nos ocurre a muchos a la vuelta de las vacaciones es de lo que vamos a hablar en el episodio de hoy.
Estás sentado en una terraza, tomando algo en esa ciudad que siempre has querido visitar.
Miras pasar a la gente y observas cómo esa ciudad respira y vive con toda la tranquilidad del mundo.
En ti hay cero estrés y tienes esa sonrisa, esa cara y esa actitud que solo tienes cuando no tienes nada que hacer, cuando has descansado y estás completamente relajado.
Un día para descubrir rincones de esa maravillosa ciudad con la mejor compañía del mundo, con esa persona que ha viajado contigo.
No hay prisa, no hay reloj, Estás de vacaciones y una sonrisa se dibuja en tu cara.
Esa sonrisa solo la tienes porque estás recordando las pasadas vacaciones, esas de las que acabas de llegar.
En realidad estás en el trabajo y la foto de esa ciudad es la que tienes en el fondo de pantalla.
Te agarras a ese recuerdo como si fuera una barandilla, porque sabes que si la sueltas vas a caer en el tema del que vamos a hablar en el episodio de El síndrome postvacacional.
Estoy convencido de que todos sabemos en qué consiste este síndrome porque lo hemos sufrido en nuestras propias carnes.
Con este síndrome nos referimos a los síntomas tanto físicos como emocionales que se producen por la presión emocional o la ansiedad que se siente al volver de las vacaciones y tener que empezar a trabajar de nuevo.
Antes de seguir vamos a aclarar que este síndrome postvacacional no es una enfermedad.
Es solo un proceso de adaptación ante el cambio que supone pasar de estar de vacaciones a volver a trabajar.
La vida son ciclos y la vuelta a rutina es uno de esos ciclos un poquito más aburridos o deprimentes.
Estar de vacaciones suele significar descansar, desconectar, cambiar nuestras rutinas de todo el año, cambiar nuestros hábitos de actividades, comidas y sueño o simplemente dedicarle más tiempo al ocio.
Esa es una nueva rutina que normalmente tiene unos horarios mucho más libres de los que tenemos cuando trabajamos.
Entonces, volver a la rutina del trabajo después de todo eso hace que al principio nos cueste adaptarnos a esa nueva realidad.
¿Sabes cuando has estado un fin de semana haciendo muchas cosas y llega el lunes y te quieres morir?
Ojo porque esto de los cambios en los horarios puede parecer algo muy tonto, pero en realidad es algo que nos afecta físicamente ya que los cambios en el sueño afectan a nuestro ritmo circadiano.
Digamos que este ritmo es es un ciclo natural que dura 24 horas y que produce una serie de cambios en nuestro cuerpo.
Es como un reloj biológico que nos dice cuándo nos levantamos o cuándo nuestro cuerpo nos pide ir a dormir y está marcado fundamentalmente por la luz y la oscuridad.
El desajuste de este ritmo circadiano nos produce por ejemplo, un enorme cansancio.
Además, otra de las causas de este síndrome postvacacional es que la vuelta al trabajo no es simplemente la vuelta al trabajo.
Por un lado, volver al trabajo significa volver otra vez al estrés y a las preocupaciones propias del trabajo.
Con cierta frecuencia, algunas personas más que otras, pero es obvio que en el trabajo nos estresamos o preocupamos más que durante las vacaciones.
Y entonces vuelven los problemas del día a día que son la falta de tiempo, el estrés de gestionar a tus hijos si los tienes o simplemente gestionar tu hogar.
Volvemos a los pequeños problemas del día a día, esos que dejamos aparcados en casa mientras estábamos en el hotel.
Pero las causas de este síndrome podrían ser un poco más profundas que una simple adaptación al cambio.
Porque una cosa es que te cueste volver al trabajo porque echas de menos las vacaciones y te cuesta adaptarte a la rutina de nuevo.
Sin embargo hoy otra cosa es que ese hastío se deba a que las vacaciones han sido un paréntesis de felicidad ante una rutina en la que no eres feliz.
Me explico, Este síndrome puede verse incrementado porque no te gusta tu trabajo, no eres feliz y simplemente después de unos días de desconexión vuelves a una rutina que te genera sufrimiento.
Entonces ese síndrome ya no solo se debe a las dificultades de adaptarte a los cambios, sino que se debe también a una insatisfacción laboral o incluso vital más profunda.
Porque algo que pasa cuando no eres feliz en el trabajo o cuando la rutina diaria es una fuente muy grande de preocupaciones y problemas, es que a la vuelta de las vacaciones te das de bruces con la realidad.
Vamos a ponernos en el supuesto de que tu día a día, de que tu vida está llena de problemas.
Problemas para los que no encuentras solución y que te producen un profundo estrés.
Te vas de vacaciones y eso es como un paréntesis en tu vida donde esos problemas, aunque sea por una semana o el tiempo que estés de vacaciones, desaparecen.
Esos problemas que tú tienes se aparcan en un lado de tu cerebro donde no los ves mientras estás de vacaciones.
Y en el fondo de tu alma al apartarlos piensas que esos problemas han desaparecido o que se han solucionado como por arte de magia.
Los síntomas que se presentan en un síndrome post vacacional, como veíamos al principio, pueden ser tanto físicos como emocionales.
Es esa sensación de vacío, de no encontrar motivación en las actividades diarias que antes de las vacaciones hacías con normalidad.
Otros síntomas más frecuentes es el mal humor y estar más irritable de lo normal.
Claro, llegas de nuevo al trabajo y esas pocas ganas de estar ahí, ese echar de menos las vacaciones, esa falta de sueño, esa falta de adaptación hacen que estés muy irascible y te cabrean y te ponen de mal humor.
Esto tampoco es bueno, claro, porque la gente que está a tu alrededor no tiene la culpa.
A veces estamos de mal humor y todo esto provoca una desmotivación importante que también te hace menos productivo porque no te apetece hacer nada.
Esto hace que mientras dure el síndrome posvacacional se viva en una especie de círculo vicioso o pescadilla que se muerde la cola.
Porque esa desmotivación, esa apatía, hace que seas menos productivo, lo que provoca que el trabajo se acumule y esto te provoca más irritabilidad y más estrés.
Un síntoma muy común, ya a nivel más físico, es que este síndrome produce mucho cansancio, que como vimos viene por esa falta de sueño, por los desajustes de horarios y por el esfuerzo de adaptarse de nuevo a los horarios laborales.
Pero no te preocupes oyente, porque aunque parece terrible esta situación, en realidad no es para tanto.
Lo más normal es que esto ocurra los dos o tres primeros días del trabajo y en los casos más complicados puede durar unas pocas semanas.
Si esto se alargan, el tiempo seguramente responda problemas más serios y entonces es cuando habría que buscar ayuda profesional.
Tampoco hay que preocuparse mucho por luchar contra esta sensación porque es bastante natural y seguramente la mayoría de las personas sufrirá un proceso de adaptación a la vuelta de las vacaciones.
Pero lo que sí se puede hacer es organizar las cosas de manera que la vuelta al trabajo sea lo más sencilla posible y que ese síndrome no pase de un par de días en los que todo cuesta un poco más.
Lo primero es programar la vuelta a las vacaciones para tener unos días en casa de adaptación antes de empezar a trabajar.
No es recomendable volver el día antes de reincorporarse al trabajo, es mejor hacerlo unos días antes.
También es útil intentar empezar en el trabajo de forma escalonada en lo que se refiere a la intensidad laboral, aunque esto no siempre depende de nosotros, claro.
Podemos establecer prioridades y organizar el tiempo y las tareas de manera efectiva.
Por ejemplo, si a un asunto complicado que resolver y no te ves capacitado o con energía suficiente para hacerlo, intenta que no sea la primera cosa para hacer.
Otra cosa fundamental es dormir las horas necesarias y mantener un buen descanso.
Por ejemplo, unos días antes de empezar a trabajar despiértate a la misma hora que te despiertas cuando trabajas, para ir adaptando tu ritmo circadiano a la rutina.
Yo recuerdo que cuando estudiaba en la universidad durante el verano iba muy tarde a dormir y me despertaba muy tarde.
Y eso lo hacía durante todas las vacaciones de verano e incluso el día anterior a comenzar las clases.
Entonces la primera semana era muy dura porque me costaba mucho madrugar y dormía muy mal.
Como ves, el síndrome postvacacional es algo por lo que pasamos la mayoría cuando volvemos al trabajo después de las vacaciones.
Siempre que se cambian las rutinas es natural necesitar un tiempo de adaptación ante los cambios.
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