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Hoy hablamos episodio 2123 los incendios en España Bienvenido a Y Hablamos, el podcast para aprender español cada día.
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El fuego siempre ha sido, y al parecer seguirá siendo siempre, el más terrible de los elementos.
De cómo este terrible elemento ha arrasado nuestro país es de lo que vamos a hablar en el episodio de hoy.
Transcurrida media hora, se extendía ante nuestra vista un verdadero océano de fuego.
El incendio subía a la cima de las montañas más próximas y veíamos trepar aceleradamente las llamas por sus laderas, desaparecer por la vertiente opuesta, para reaparecer más lejos por la falda de la montaña inmediata que iluminaba con su siniestro resplandor, para volver a desaparecer en rápido descenso después entre lejanos bosques, desfiladeros, abismos y peñascos, hasta alcanzar por las que se le veía correr más alto y más lejos.
Siguiendo las estribaciones de la cordillera, serpenteando se perdían los confines del horizonte que aparecían cruzados por infinitos ríos de fuego.
Las cumbres de las más lejanas montañas brillaban con rojizos reflejos y el mismo firmamento parecía llamear en una incandescencia infernal.
Estas palabras podrían parecer una descripción de los incendios que ha habido en España este verano, pero en realidad es un texto de Mark Twain.
En el libro Los inocentes en el país del oro describe el inmenso poder del fuego de esta forma.
Y nosotros hoy vamos a hablar de cómo ese gran poder del fuego ha arrasado una parte de España este verano.
Si has abierto algún periódico o has visto algún noticiario español durante el mes de agosto, ya sabrás que ha sido un mes terrible debido a los incendios.
De hecho, este 2025, con unas 400.000 hectáreas quemadas aproximadamente, es el peor año de las últimas tres décadas desde el 1994.
Es más, los datos dicen que España es el país de la Unión Europea con más hectáreas afectadas por el fuego en lo que va de año.
Para entender el tamaño de 400 mil hectáreas, ten en cuenta que la isla de Mallorca tiene 364.000, por lo que la superficie quemada es como si se quemara la isla de Mallorca entera.
Hoy vamos a conocer qué ha pasado, los datos y las zonas afectadas y después veremos cuáles son las causas de estos incendios.
Fíjate lo escalofriante de los el día 7 de agosto los datos de territorio quemado eran bastante similares a los de otros añ unas 47.000 hectáreas.
Pues bien, diez días después, solo diez días despuÉs, esa cifra había escalado hasta las 300.000 hectáreas y al final de agosto, cuando ya se controlaron los incendios y se declaró el fin de la emergencia, ya se habían alcanzado las 400.000 hectáreas aproximadamente.
Y es que lo cierto es que en esos días fatídicos no había día en que nos despertáramos sin la noticia de varios fuegos más activos, con pueblos enteros desalojados y con efectivos de extinción de incendios que simplemente no daban abasto o no tenían manera humana de enfrentarse a las llamas.
Pues mira, oyente, el triángulo que más se ha visto afectado es el formado por las provincias de Ourense, León y Zamora.
Entre Galicia y Castilla León se concentra aproximadamente el 85% del total de la superficie quemada.
Fíjate que en estas provincias hubo dos de los fuegos más intensos que se han dado en lo que va de siglo.
Uno es el de uña de Quintana, en Zamora, con unas 37.000 hectáreas quemadas y el otro es el de Arrúa, en Ourense, con 44.000 hectáreas calcinadas.
Para que te des cuenta de la dimensión uno solo de estos incendios ya es más que la media de territorio quemado en todo el país en un año normal.
Algo que está ocurriendo en estos incendios es que cada vez son fuegos más grandes, más imprevisibles, con múltiples focos y que son absolutamente devastadores.
Vamos a ver lo que dice Federico Grillo, que es el vocal del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales Cada vez tenemos menos incendios porque somos muy buenos apagando la mayoría de conatos en periodos normales.
Pero en los periodos extremos los grandes fuegos entran fuera de capacidad de extinción, como ha pasado este año.
A partir de unos dos metros y medio de longitud de llama el fuego se considera fuera de nuestra capacidad de extinción.
Ahora mismo estamos teniendo incendios de 20, 30 o 40 metros de longitud de llama en los que a 200 metros de distancia notas ya el calor.
Y mira lo que dice Andrea Dune, que es investigadora de la Universidad California Davis asociada al Centro de Tecnología Forestal de Cataluña.
Desde el satélite se han observado cinco eventos de pirocúmulo nimbos durante esta semana pasada, que son estas nubes de tormenta que se generan durante la misma evolución del incendio.
Estas nubes generan unas corrientes de aire extremadamente virulentas que lo hacen imprevisible y que son muy difíciles de gestionar por parte de los equipos de extinción.
Para que te hagas una idea de lo devastador de este tipo de fuego, aunque llegue a una zona que esté verde, es decir, una zona que no debería arder e incluso aunque los bomberos le echen agua para evitar que arda, cuando llega el fuego desprende tanto calor que ese verde se seca casi de inmediato y arde perfectamente como si fuera hierba seca.
La pregunta que nos debemos hacer ahora ¿Cuáles son las causas de esta cantidad de incendios tan graves?
Lo primero que nos viene a la cabeza es la mano humana, es decir, fuegos provocados por imprudencias como una colilla o una barbacoa, o los fuegos intencionados, que son aquellos provocados por pirómanos o por personas que tienen algún interés en que arda al monte.
Eso es algo evidente y siempre hay muchos casos de este tipo, ya sea imprudencias o fuegos intencionados.
Pero en este caso parece que las causas vienen por otro lado porque no solo tenemos que ver las causas de que empiecen los incendios, sino las causas de por qué estos incendios son tan devastadores y se propagan tan rápido.
Una de las causas principales que se plantean tiene que ver con que hayamos tenido una primavera muy lluviosa, sumado a que la mayoría de los incendios se dieron en medio de una ola de calor sin precedentes en nuestro país.
Ese calor extremo que ya de por sí provoca incendios, sumado a que la temporada primaveral fue lluviosa, ha sido un cóctel molotov y nunca mejor dicho.
Bueno, las lluvias no provocan incendios, pero la lluvia es la que ayuda a generar el combustible de esos incendios.
Muchas de las actividades agrícolas tradicionales hacían que el monte o el campo estuviera cuidado y bajo control.
Entonces tenemos un monte lleno de vegetación seca, un combustible perfecto para los incendios.
Antes había un paisaje marcado por los pequeños huertos o fincas que estaban al cuidado de quien las explotaba.
Pero muchas se han vaciado, lo que ha permitido que se extiendan la maleza y otra vegetación, dando lugar a un paisaje más continuo en el que el fuego se propaga más rápida y fácilmente.
Cuando antes había más personas viviendo en zonas rurales, los campos y los montes estaban más cuidados y eran cortafuegos naturales.
Al eliminar esto, el fuego puede campar a sus anchas porque los campos ahora son como una autopista para el fuego.
Los fuegos se producen en muchas ocasiones por las altas temperaturas y las olas de calor son cada vez más frecuentes.
De hecho, este verano ha sido el más caluroso en España desde que tenemos registros, es decir, en los últimos 60 años.
Pero no solo que se produzcan más incendios, sino que el modo en que actúan los incendios y el fuego está cambiando.
Los fuegos son cada vez más violentos, más imprevisibles y se inician por múltiples focos.
Algunos de los incendios tienen frentes de más de 100 kilómetros y esas son dimensiones inabarcables.
Por un lado, como ha quedado constatado en estos incendios hay una falta de recursos destinados al sector forestal.
Se invierte muy poco dinero en prevención, en la limpieza de los montes que ayuda a evitar la expansión y el inicio de los fuegos.
Los datos nos dicen que entre 2009 y 2022 la inversión en prevención de incendios forestales cayó de 364 millones de euros a 175 millones.
Por otro lado, la inversión en extinguir los incendios se ha mantenido estable en todos estos años, con 417 millones anuales.
Lo cual, si tienes en cuenta la inflación de todos estos años, la subida de los precios, que ha sido del 38% en España, significa que a efectos reales la inversión es también mucho menor.
Por ejemplo, con ese presupuesto ahora no puedes contratar a los mismos bomberos como en el 2009.
El dinero te da para muchos menos efectivos porque los salarios y los precios de todo han subido.
Como dice un experto, los gobiernos deben hacer una labor de educación, formación y entrenamiento en las zonas en grave peligro.
Es decir, si en los países con peligro real de tsunami se les explica a los niños en los colegios cómo actuar en caso de tsunami y todo el mundo sabe cómo actuar ante uno, ¿Por qué no se hace esto mismo con los incendios?
Así que lo lógico sería tener un plan de prevención y preparación donde no solo la ciudadanía sepa qué hacer, sino también las autoridades y que se coordinen desde el primer momento.
En resumen, oyente, este verano, aunque suene irónico, hemos tenido la tormenta perfecta.
Después llegó el calor extremo y la secó, convirtiéndola en el combustible perfecto para el fuego.
Nadie, porque el campo está abandonado, los pueblos ya no cuidan los montes como antes y el fuego avanza sin obstáculos.
Y para rematar una vez los incendios empezaron, tampoco hay suficientes efectivos para pagarlos porque ya hemos visto que tampoco se invierte mucho en la extinción de incendios y de esta forma 400.000 hectáreas quemadas.
Hasta aquí el episodio de hoy y ya sabes, si te gusta este podcast y el trabajo diario que realizamos, tu colaboración sería de gran ayuda.
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