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Hoy hablamos episodio 2132 Giorgio Armani bienvenido a Hoy Hablamos, el podcast para aprender español cada día.
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El protagonista del episodio de hoy la elegancia no es hacerse notar, sino hacerse recordar.
Sí, hoy vamos a hablar de uno de los diseñadores más relevantes de todos los tiempos.
Haber creado un estilo que todo el mundo identifica inmediatamente como mío, no es ciertamente un logro y algo que me hace sentir muy orgulloso.
He trabajado duro toda mi vida para construir algo auténtico, importante y duradero.
Liberé a los hombres y las mujeres de muchas restricciones y me convertí en acompañante sartorial de un cambio de época.
Y tiene toda la razón, porque el diseñador Giorgio Armani hizo algo que es muy difícil de hacer sin inventar nada nuevo.
Hace unos días conocíamos la noticia de su fallecimiento y hoy queremos rendirle homenaje conociendo mejor a este diseñador que se convirtió en icónico, en una auténtica leyenda.
Giorgio Armani nació en Piacencia, que se encuentra más o menos a una hora de Milán, Italia, en el año 1934.
Nació en una familia de clase media y como te podrás imaginar por las fechas, tuvo que sufrir la dureza del fascismo y de la Segunda Guerra Mundial.
La ciudad donde nació era una ciudad industrial y esa es la razón por la que fue objetivo de los bombardeos en la guerra.
El padre trabajaba en las oficinas del partido fascista de Mussolini, razón por la que al terminar la guerra, fue acusado de colaborar con el régimen y perdió su empleo.
Fíjate que Armani, como veremos más adelante, siempre tuvo un estilo que tendía a la sobriedad y al minimalismo, cosa que lo más seguro es que le viniera de su madre.
Sin embargo, la primera vocación de Giorgio fue la medicina y de hecho estudió con una beca en Milán, pero a los tres años tuvo que abandonarla porque tuvo que hacer el servicio militar.
Tras cumplir con su obligación con el ejército, empezó a trabajar como vendedor y como escaparatista en uno de los grandes almacenes más exclusivos de Europa, la Renacente.
En Milán, por cierto, un escaparatista es una persona encargada de diseñar y organizar los escaparates de las tiendas.
Así empezó a desarrollar su pasión por la moda y entró a trabajar con uno de los más grandes diseñadores de la época de los 60 y los 70, Cerruti, donde estuvo seis años.
Me propuso experimentar con la silueta del hombre, aliviar el peso y la rigidez de los clásicos y encorsetados trajes de chaqueta.
Lo conseguí desestructurando la chaqueta, recurriendo a tejidos que no eran los tradicionales de la sastrería.
La moda era un circuito inaccesible y la oportunidad de entrar en él se la debo en su totalidad a la amplitud de miras que demostró tener conmigo de nino Cerruti.
Pues decidió vender su coche, un Volkswagen Escarabajo, y junto a su pareja, Sergio Galeotti, fundó su propia marca.
Por cierto, ellos además de ser pareja, eran un dúo que funcionaba a la perfección.
Pero lo que finalmente hizo fue seguir con más fuerza y tomar pleno control de su empresa.
Fíjate que eso es algo de lo que siempre se sintió muy orgulloso, de tener el control de su empresa y no haber cedido ante los grandes conglomerados y las firmas externas.
Y llegados a este punto quizá te estás preguntando ¿Qué hizo Giorgio Armani para ser considerado uno de los grandes?
Pues lo que hizo fue revolucionar el traje de chaqueta masculino sabiendo que el mundo estaba cambiando y que la moda debía acompañar a la gente en ese cambio.
Él se dio cuenta de que las mujeres se estaban incorporando al mundo laboral y les dio el traje de chaqueta casi como un uniforme, como una alternativa a la falda y en definitiva, como un símbolo de poder.
En sus propias palabras, me di cuenta de que necesitaban una forma de vestir equivalente a la de los hombres, algo que les diera dignidad en su vida laboral.
Lo que hizo fue crear una chaqueta más femenina para ellas y más masculina para ellos.
Esto da una chaqueta que estilizaba mucho más y rápidamente se convirtió en una prenda icónica, una prenda que todo el mundo quería llevar.
Como dije antes, no inventó nada nuevo, pero redefinió lo que se conocía como el power suit.
Esto puede parecer poca cosa, pero significó mucho porque hizo un traje de chaqueta más andrógino, más unisex, lo que suponía una lucha por la igualdad.
Ponía a hombre y mujer en el mismo lugar, con la misma prenda y por lo tanto, en el mismo nivel.
Podía parecer que significaba masculinizar a la mujer, y en cierto modo sí, pero lo hizo de una manera tan sutil y tan maravillosa que consiguió hacerlo sin que se perdiera sensualidad ni feminidad.
Había conquistado al público europeo, pero ojo, que aún le quedaba mucho territorio por conquistar.
El éxito de Armani a nivel mundial llega cuando llama a su puerta la gran fábrica de sueños y de poder, Hollywood.
Todo empieza cuando el director de cine Paul Schrader ve una colección suya en Milán y decide encargarle el vestuario de su siguiente película.
Película que estaría protagonizada por Richard Gere y se llamaría American Gigoló.
La cinta fue un éxito y el vestuario deslumbró a la meca del cine y por tanto, al mundo.
No solo es que la gente alabase su vestuario y todo el mundo quisiese una de sus chaquetas, sino que además redefinió lo que significa la palabra elegancia.
Todos los ejecutivos de Estados Unidos, desde Wall Street hasta Hollywood, llevaban sus trajes porque llevar un traje.
Les puso en su armario ese estilo más elegante que tenían los europeos y sobre todo los italianos.
Podemos decir que primero vistió a los hombres y después las mujeres cayeron rendidas a sus pies.
De hecho, hay películas icónicas donde el vestuario está hecho por Armani, como Los intocables o El caballero oscuro.
Quizá uno de los momentos más icónicos que se recuerdan en relación con las creaciones de Armani es cuando Diane Keaton recogió su Oscar en 1978 por su papel en Annie Hall, vestida con un traje chaqueta Armani.
Desde entonces, la historia de amor entre Hollywood, las alfombras rojas y Armani ha sido una relación estable y duradera.
Fíjate que a la ceremonia de los Oscar de 1990 se la llegó a bautizar como los Premios Armani, porque vistió a Tom Cruise, Julia Roberts, Michelle Pfeiffer y Rosie Pérez, entre otros.
Creía en los tonos neutros, en las líneas puras, en los materiales nobles, en proporciones perfectas, en un minimalismo sin adornos innecesarios, donde el patrón lo era todo.
Michael Kors dijo esto sobre é armani logró un equilibrio perfecto entre suavidad y poder.
Y es que cuando tú ves un diseño de Armani, eres capaz de sentir ese poder en la prenda.
Pero como el verdadero poder no necesita gritar, lo hace con suavidad, casi sin levantar la voz.
Y lo hizo no solo con su icónico traje de chaqueta, sino también con el kimono, que fue otra de sus grandes obsesiones.
Reinterpretó el kimono, el cuello Mao y también el traje tradicional chino llamado Qipao.
Armani falleció a los 91 años, pero entendía bien por dónde iba el mundo y por dónde debería ir.
Ojalá las nuevas generaciones se interesen por entender el valor de las cosas y se alejen de la insaciabilidad de las tendencias pasajeras.
Quizá aún podamos ayudar a que ellos establezcan un acercamiento distinto con la estética, con los looks, a que valoren el estilo atemporal.
Si nosotros los diseñadores trabajamos con la perspectiva de que el producto dure más, y no hablo solo en términos de calidad, sino también estéticos, estoy seguro de que comprarán de forma más responsable y meditada.
Vestirán una prenda durante más tiempo porque la apreciarán, descubrirán lo bonito de mantener relaciones duraderas con su ropa y no querrán deshacerse de ella en cuanto salga la siguiente tendencia, algo que inevitablemente va a pasar mañana.
El que impera actualmente es un patrón de comportamiento inviable desde el punto de vista de la sostenibilidad que solo genera insatisfacción.
Las aportaciones de Armani a la moda son innegables, pero está claro que fueron más allá de la moda.
Creó un estilo propio, cambió la forma de vestir de toda una sociedad y buscó que sus prendas no solo fueran prendas, sino también un arma a las mujeres en la búsqueda de la independencia.
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