This transcript has been generated automatically.
Hoy hablamos episodio 2141 la ley de los Rendimientos Decrecientes Bienvenido a Y Hablamos, el podcast para aprender español cada día.
¿Puede haber algo más complejo que saber cómo sacar un negocio adelante y que dé beneficios?
Pues de un concepto crucial de economía es de lo que vamos a hablar en el episodio de hoy.
Una de las cosas más complicadas cuando tienes una empresa o un negocio es tener que gestionar las finanzas.
Tienes que tomar decisiones a menudo difíciles y complicadas con el único fin de que haya beneficios para que el negocio siga adelante y prospere.
Y lo que voy a decir puede parecer una contradicción, pero muchas veces cuando el negocio empieza a crecer es cuando hay que tomar decisiones con más calma y con más prudencia.
Porque muchas veces en economía lo que nos dice la lógica no siempre es la decisión más acertada.
Como muestra de esto, en el episodio de hoy vamos a hablar de la Ley de los Rendimientos Decrecientes.
¿Este es un término que te presenté la semana pasada en el episodio de Cómo superar el estancamiento en el aprendizaje de un idioma, recuerdas?
Es un principio económico que dice que si añades unidades adicionales a un factor de producción variable, pero mantienes los demás fijos, llegará un momento en que se obtendrá un rendimiento marginal decreciente.
Pongamos que tú, oyente, decides montar una pequeña pastelería en tu barrio y en un principio la vas a llevar tú solo.
Vale, para entender bien el concepto, si hablamos en términos económicos, ahora mismo tú tienes dos factores fijos en tu negocio y un factor variable.
El tamaño del local y los hornos son los factores fijos, cosas que no puedes cambiar de inmediato.
Por otro lado, las personas que trabajan en el negocio, en este caso solo tú, es un factor variable porque podrías contratar a más empleados fácilmente.
Tanto los unos como los otros influyen en tu producción y por lo tanto, en tus beneficios.
Vale, el negocio abre y con el espacio y los hornos con los que cuentas y llevándolo tú, solo eres capaz de hacer 10 pasteles en una hora.
Aquí voy a tener que introducir dos términos que necesitamos para entender este concepto económico que la producción total y la producción marginal.
En términos sencillos, la producción total son los pasteles totales que se producen.
Es decir, que la producción total son 10 pasteles y la producción marginal también son 10 pasteles.
Está claro que no das abasto, así que decides contratar a alguien para que te ayude.
Así que al dividir las tareas, los dos sois más eficientes y la producción aumenta, tanto la total como la marginal.
Y la marginal, que sería en este caso la producción que aporta ese nuevo trabajador, también aumenta.
Significa que esa incorporación, el aumento de esa variable, proporcionalmente, aporta ese número.
Seguramente es más eficiente hacer pasteles entre dos personas porque se reparten mejor las tareas y eso hace que suba la producción de cada trabajador.
Los pasteles son maravillosos, tenéis muchos clientes y el barrio habla muy bien de la pastelería.
Pero vayamos al punto clave para entender este cuándo llegamos a los rendimientos decrecientes, contratas un nuevo empleado, el cuarto, y es el momento en que pasa algo diferente en tu negocio.
Resulta que con la llegada de esta nueva incorporación la producción total aumenta hasta los 55 pasteles, pero la producción marginal, es decir, lo que aporta esta nueva incorporación, es de 10 pasteles.
Ha pasado que ha entrado en juego la ley de los rendimientos decrecientes y por lo tanto has llegado al punto en el que la producción marginal empieza a descender.
¿Recuerdas que en la definición del concepto dije que esta ley se produce cuando se modifica un factor pero el resto se mantienen fijos?
Pues esto es lo que ha pasado en tu pastelería oyente Han aumentado los factores variables, los trabajadores, pero no los fijos como los hornos o el tamaño del local.
Entonces, debido al espacio limitado y al número de hornos, llega un punto en el que da igual añadir nuevos empleados porque esos factores fijos no permiten crecer.
Cuatro empleados en ese espacio reducido y con solo dos hornos puede que sea más un estorbo que una ayuda.
Ojo, que no quiere decir que ese trabajador sea un mal trabajador, sino que simplemente no puede aportar más.
Debido a las limitaciones de espacio y de hornos puede que no hiciera falta su incorporación.
Y seguramente tú te estarás ¿Cómo puede ser posible que cuatro empleados sean peor que tres?
Pues porque quizá os tropecéis unos con otros y puede que esto os haga más lentos, que entorpezca vuestro trabajo o que incluso se os caigan cosas al suelo o puede que seáis capaces de preparar muchos pasteles, pero al tener solo dos hornos no sirve de nada amasar muchos pasteles si luego no se pueden hornear.
Los pasteles se acumulan sin poder ser horneados, incluso algunos se estropean debido al tiempo de espera y se pierde más materia prima.
Lo que ha pasado es que sin que tú te dieras cuenta, tu negocio con tu tercer empleado había llegado a su punto óptimo de recursos, es decir, que había conseguido algo así como el equilibrio perfecto antes de comenzar a desequilibrarse.
Puede pasar que tú no te des cuenta de que esto está ocurriendo, porque recuerda que la producción total sigue creciendo.
Puede pasar que sigas contratando empleados sin darte cuenta de esto hasta que la producción total deje de crecer e incluso llegue a descender y que la producción marginal sea incluso negativa.
Cuando la producción marginal es cero, lo que aporta un nuevo trabajador es cero, no aporta nada.
A partir de ese momento, si se incorpora un nuevo trabajador, la producción total empezará a descender.
Algo terrible para el negocio, si lo piensas, porque añades un nuevo trabajador con más gastos y en lugar de tener más producción, esta producción y empieza a descender.
Pues mira, nació cuando surgen los primeros economistas modernos, allá por el siglo XVIII.
Esta teoría se utilizó en un primer momento para explicar el aumento de precios de los productos en la Gran Bretaña del siglo XVIII.
Pues de cara a la economía es fundamental porque te permite saber, hablando en lenguaje muy llano, cuándo parar.
Es decir, saber en qué momento dejar de invertir en algo, porque a partir de ahí cualquier inversión va a ser contraproducente.
Ahora bien, oyente, no todo está perdido cuando aparece la ley de los rendimientos decrecientes.
Este principio no significa que el crecimiento sea imposible, sino que crecer sin ajustar los factores fijos es ineficiente o incluso imposible en ciertos casos.
La clave está en identificar cuándo tus recursos actuales se han quedado pequeños.
En el caso de tu pastelería, la solución no sería despedir empleados, sino invertir en ampliar el local, comprar más hornos o mejorar la organización del trabajo.
Así, los factores fijos se adaptan al nuevo nivel de producción y se restablece el equilibrio.
Y ahí radica la dificultad de ser bueno en los negocios, saber en qué factores tienes que invertir para poder hacer crecer tu negocio de forma eficiente.
Si logras encontrar una buena respuesta a estas preguntas, tu negocio pastelero podrá prosperar.
Puede ser que el nuevo local que compres sea muy pequeño y encuentres el mismo problema, pero también puede ocurrir que compres un local demasiado grande y no seas capaz de rentabilizarlo.
También puede evitarse el estancamiento con innovación, automatización o formación del equipo.
Es decir, introduciendo mejoras cualitativas que rompan el límite impuesto por esos factores fijos.
En la práctica, esta ley solo se cumple cuando el resto de condiciones se mantienen igual.
Y en el mundo real, por suerte, hay emprendedores e innovadores que rompen con esta ley porque consiguen innovaciones que multiplican la productividad de forma exponencial.
Un ejemplo fue Henry Ford, cuando introdujo la cadena de montaje en sus fábricas.
Hasta entonces, más trabajadores no siempre significaban más coches, porque llegaba un punto en el que el proceso se volvía lento y caótico.
Pero Ford reorganizó el sistema, dividió las tareas, estandarizó piezas y creó un flujo continuo de trabajo.
De hecho, uno de los economistas más influyentes en este tema, Thomas Malthus, utilizó esta ley para explicar que la población mundial llegaría a un colapso por la falta de alimentos porque la producción de los alimentos no podía crecer al mismo ritmo que la población.
Es cierto que hasta ese momento, en la agricultura, la cantidad de tierra fértil era un factor fijo que limitaba la producción.
Y por muchos más trabajadores que pusieras en el sector agrícola, ese factor fijo limitaba la producción.
Sin embargo, innovaciones como los fertilizantes, la maquinaria agrícola moderna, los sistemas de riego o los pesticidas permitieron aumentar la productividad de la tierra enormemente.
Gracias a estas innovaciones, ahora un mismo terreno permite proporcionar mucha más producción que antes.
Y si hablamos de la actualidad, no sabemos cuánto aumentará nuestra productividad la inteligencia artificial, pero está claro que lo hará, y mucho.
Ahora más que nunca, ya no estamos tan limitados por los factores fijos, sino que la innovación permite cambiar las reglas del juego.
Así que, oyente, si alguna vez ves que tu negocio, tu estudio, tu trabajo o cualquier cosa en tu vida se estanca, no te frustres.
La ley de los rendimientos decrecientes nos recuerda que todo sistema tiene un límite.
Pero también la experiencia nos dice que con innovación o cambiando la estrategia, muchas veces esos límites se pueden romper.
Y ya sabes, si te gusta este podcast y el trabajo diario que realizamos, tu colaboración sería de gran ayuda.
Pueden escuchar el catálogo completo del podcast con todos los episodios publicados desde 2017.
También pueden leer la transcripción, ver explicaciones y hacer ejercicios en cada episodio.