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Aviso DE Este episodio cuenta un caso real de violencia extrema, incluyendo agresiones sexuales y homicidio.
Hoy hablamos episodio 2154 el asesinato de María Soledad Morales Bienvenido a Hoy Hablamos, el podcast para aprender español cada día.
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En este caso nos iremos a Argentina donde hablaremos de un feminicidio en el que la justicia no fue ciega.
El símbolo de la justicia es una mujer con los ojos vendados, con una balanza en una mano y una espada en la otra qué significa cada cosa.
Los ojos vendados simbolizan la imparcialidad, es decir que la justicia debe ser igual para todos, sin ningún tipo de prejuicios o discriminación.
La balanza hace referencia a la equidad, es decir, que tiene que haber un equilibrio entre las pruebas y los hechos para llegar a un veredicto justo.
Y por último la espada, que es el símbolo de la autoridad de ejercer esa justicia una vez tenemos veredicto.
Pues bien, en el episodio de hoy vamos a conocer un error judicial que dejó claro que la justicia a veces no es ciega y que desde luego no siempre es igual para todos, al menos no lo fue en este caso.
Para conocer esta terrible historia nos tenemos que ir a Argentina, más concretamente a Catamarca.
La protagonista de esta historia es María Soledad Morales, una chica de 17 años de familia muy humilde y que en ese momento estaba estudiando secundaria en el colegio religioso Colegio del Carmen y San José.
La noche de ese fatídico 7 de septiembre, María le pide permiso a sus padres para dormir en casa de una amiga porque va a ir a una fiesta organizada por ella y sus compañeras.
Ella estaba enamorada como todo el mundo, con 17 años, pero no estaba enamorada de un chico de su edad, sino de Luis Tula, al que llamaban El flaco, que era 11 años mayor que ella y estaba casado.
Como te imaginarás, él le había dicho que la tal Ruth no era su mujer, sino su ex novia.
El caso es que, según las amigas de María, Tula y ella eran novios desde hacía un año más o menos.
En un momento dado de la noche, María decide cambiar sus planes y sube al Fiat 147 de Tula para irse con él.
María hizo lo que habría hecho cualquier adolescente que tiene la oportunidad de pasar un rato con su novio.
Dos días después, su cuerpo sin vida aparece en una zona conocida como Parque Daza, a unos 7 kilómetros de la ciudad.
La versión oficial dice que la encontraron unos operarios de la empresa encargada de mantener las carreteras.
Era tal el estado del cadáver que su padre solo la pudo reconocer por una pequeña cicatriz en una de sus muñecas.
Y a partir de aquí, todo lo que se hizo en la investigación, por llamarlo de alguna manera, se hizo con un solo propó que no se supiera qué había pasado ni quiénes estaban detrás del crimen.
Por ejemplo, cuando se encontró el cadáver y antes de que se llevara a la morgue para su autopsia, el jefe la policía, el comisario general Miguel Ángel Ferreira, ordenó a los bomberos que lavaran el cadáver con el fin evidente de eliminar las pruebas que pudieran quedar como huellas y restos de ADN.
Es en este punto donde tengo que hablar de los que a todas luces parecen ser los asesinos reales de María.
Sé que me estoy adelantando al error judicial, pero creo que es importante para que entendamos este caso.
Guillermo Luque, que era hijo del entonces diputado nacional Ángel Luque, Pablo y Diego Jalil, que eran sobrinos del intendente de la ciudad, Arnoldito Saadi, primo del gobernador Ramón Saadi, y Miguel Ferreira, hijo del jefe de la policía, Miguel Ángel Ferreira.
A pesar de lo terrible del crimen, no se abrió una investigación de inmediato, no se envió a criminalística y se destruyeron todas las pruebas que pudiera haber en el cadáver.
De hecho, no se supo hasta una autopsia meses después, que la causa de la muerte fue un paro cardíaco provocado por una dosis letal de cocaína que le obligaron a consumir.
Ante la falta de investigación y viendo que el crimen iba a quedar impune, las compañías del Colegio de María fueron a hablar con la rectora del colegio, Marta Pelloni, para decirle que ellas querían salir a la calle a protestar para pedir justicia.
Peloni era consciente del peligro que eso entrañaba, porque era enfrentarse a gente muy poderosa.
Fíjate las dimensiones que tomó el caso, que tuvo que intervenir el que por aquel entonces era el presidente del país, Carlos Menem.
Para que esto no sea un lío y no nos confundamos con nombres y cuestiones políticas, te lo resumiré diciendo que hubo una intervención federal de la provincia y Menem destituyó a Ramón Saadi, que era el gobernador que te mencioné antes, el primo de uno de los implicados.
El presidente del país lo destituyó y puso a personas de su confianza al cargo de la investigación.
Al final el caso avanzó y por fin se llegó a un juicio, pero con solo dos Luque y Tula.
Tuvieron que hacer varios juicios porque el primero se tuvo que suspender al quedar patente la enorme corrupción que había dentro de la justicia.
El primero con una condena de 21 años de prisión como coautor de la violación seguida de muerte, y el segundo a nueve años de cárcel como partícipe secundario el mismo tribunal pidió que se investigara todo el encubrimiento que se había producido, pero nunca se llevó a cabo.
Porque podía alcanzar a gente muy poderosa como la policía, el ex gobernador o incluso al propio presidente del país sí a esos niveles de corrupción política se llegaba en este caso.
En realidad es complicado saber qué pasó realmente, pero hay indicios de que las cosas fueron diferentes a lo que se dijo en el relato oficial.
Se sabe que María llegó a esa discoteca con Tula y allí se encontró con los hijos del poder.
Se sabe por un testimonio de esa noche que Luque le dijo a la Flaca la llevo yo, Boss, anda.
Después se la llevaron de allí y la llevaron a un hotel cercano, donde le hicieron todas esas cosas terribles.
A causa de una dosis de cocaína murió y decidieron manipular todo para que nunca se sospechara de ellos.
Desfiguraron el cuerpo para borrar todas las pruebas y para que fuera casi imposible reconocer el cadáver.
El cuerpo lo colocaron donde se encontró y se sabe que la policía fue la primera en llegar, o incluso pudo ser la propia policía la que puso el cuerpo allí.
Estas sospechas provienen del testimonio de un conductor de autobús que circulaba ese día.
Él dijo que había dos policías a las 3.40 de lunas 10 al lado del cuerpo y que volvió a verlos a las 4 y 5 minutos, aunque esta vez sobre el pavimento.
Se condenaron a dos personas, pero lo que se reclama es que seguramente hubo más personas implicadas, esos hijos del poder.
Y casi todos ellos quedaron impunes porque la investigación fue corrupta y se borraron pruebas.
Este asesinato, este feminicidio, mostraba una sociedad corrupta de donde los más poderosos actuaban de manera completamente impune.
Así lo cuenta una periodista experta en el las provincias eran feudos y tanto Catamarca como Santiago del Estero cayeron por un femicidio y un triple femicidio.
Cuando hoy se quiere descalificar el feminismo como algo urbano, era algo muy intrínseco, aun cuando no fuese un feminismo definido con palabras y que lo hiciera una monja como Marta Pelloni.
Ahí hay algo muy la corrupción política se ligaba con la corrupción policial y parte de esa corrupción era el cuerpo de las chicas jóvenes.
Eso es algo muy central y es algo a lo que se le pone un corte después de Catamarca, Santiago del Estero, Miramar.
Que un tipo pida chicas como parte de una fiesta, que conquiste a una chica en la secundaria y se la lleve como parte de pago y la pueda llegar a matar y quedar encubierto con el poder político, eran cosas que antes pasaban como si nada.
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