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Antes de empezar el episodio de hoy quería hacer una fe de errores, que es cuando un periódico o un medio de comunicación se equivoca en algo y lo corrige después.
En el episodio de noticias de la semana pasada, el 2152, hablamos de la historia de una estación de tren que mantuvieron abierta para que se pudiese graduar una estudiante.
Simplemente la empresa planificó el cierre de la estación para una fecha concreta y coincidió que esta estudiante se graduó justo en el mismo momento en el que cerró la estación.
Lo de que la empresa dejó abierta la estación más tiempo y que esta estudiante era la única pasajera es falso.
Había más pasajeros en el tren y no hubo ningún cambio en la fecha de cierre de la estación.
Sin embargo, muchos medios de comunicación han estado difundiendo esta historia, que es parcialmente incorrecta.
Es jueves y es el momento de la semana donde hablamos de noticias e historias curiosas.
En el episodio de hoy empezaremos hablando de gente que intenta usar menos el móvil, seguiremos con el descubrimiento de unos túneles y terminaremos con una isla muy especial.
No sé si eres consciente de lo dependientes que somos de los dispositivos móviles, pero somos auténticos yonkis de los teléfonos.
Y precisamente de la desconexión de ellos es de lo que vamos a hablar en el primer tema de hoy.
Nuestra interacción con los teléfonos móviles se ha vuelto completamente inconsciente y recurrimos al móvil de manera automática.
De hecho, se estima que recurrimos a él unas 150 veces al día, cosa que visto así parece una auténtica barbaridad.
¿Pero piénsalo un segundo y de manera cuándo fue la última vez que viste una película sin mirar tu móvil en algún momento, o estabas esperando a alguien y no sacaste el teléfono para matar el tiempo?
Por eso cada vez hay más personas que se denominan como apóstatas de lo digital, y yo creo que me encuentro entre ellos.
Aquí usamos la palabra de forma un poco creativa para hablar de las personas que deciden dejar de usar tanto el móvil.
Estas personas deciden hacer una especie de desintoxicación de los dispositivos móviles o dicho de manera más simple, intentar depender menos del móvil y no estar siempre pendiente de él, eliminar redes sociales o cambiar el diseño del móvil para para que sea menos atractivo, por ejemplo poniendo un tema que oculte los iconos de las aplicaciones y haga cambios en el móvil para que las cosas llamen menos la atención o tengas que hacer varios pasos para abrir una red social.
En mi grupo de amigos ya tengo varios que se han puesto limitadores de tiempo en las redes sociales, entonces les salta un aviso después de 15 o 30 minutos diarios de uso.
En mi caso yo me he borrado todas las aplicaciones de redes sociales aunque tengo que reconocer que todavía me distraigo bastante con el móvil.
Algo interesante que cuenta una experta es que se puede asegurar que los móviles han modificado nuestro tiempo libre, es decir, en cierta manera se han cargado nuestro tiempo libre.
Ahora, si tenemos un rato libre muchas veces acabamos cogiendo el móvil y y pasando un buen rato ahí.
Si desbloqueas el teléfono un montón de veces al día y te quedas, qué era lo que estaba haciendo yo, es porque el desbloqueo lo has interiorizado, ves el teléfono y tus manos se mueven por instinto, de manera totalmente pavloviana.
La cuestión es si dedicamos ese rato a ver el móvil porque realmente es lo que queremos hacer en ese momento o es porque el móvil y las redes sociales se han vuelto muy sofisticadas y son capaces de engancharnos y retenernos.
¿Tomamos la decisión de manera plenamente consciente y libre o somos como marineros oyendo los cantos de las sirenas y saltando al mar?
Dicen los expertos que hay que hacer una conciencia social para que como sociedad seamos conscientes de esa adicción total y que a nivel individual se puede empezar por controlar las horas de uso, por ejemplo.
Estamos perdiendo la capacidad para estar con nosotros mismos en silencio o reflexionando en esto de ser apóstata de lo digital o hacer una desintoxicación digital, hay que tener en cuenta una es algo bueno y beneficioso a largo plazo, pero no todo el mundo puede o debe hacerlo.
Porque en ciertas ocasiones, para algunas personas, el móvil sí es una herramienta útil y necesaria.
Hay gente que por su trabajo no se lo puede permitir o que tienen gente a su cargo.
También estamos en una sociedad donde para mucha gente las redes sociales significan visibilidad, creación de redes de apoyo y defender sus derechos.
Este pues el caso de personas con cargas familiares, personas migrantes o minorías que encuentran en el móvil una red de soporte crucial para ellos.
Está claro que es un tema complejo, pero sigo anclado en el principio de la noticia.
¿Somos de verdad conscientes de la enorme barbaridad que es sacar del bolsillo el móvil 150 veces al día?
A mí a veces me dan ganas de coger el móvil y tirarlo por la ventana, pero luego veo el lanzamiento del iPhone de este año y acaba llegando un repartidor a mi casa con un paquete con mi nueva droga digital.
¿No te resulta fascinante cómo hay personajes del pasado que siguen dando noticias hoy día de uno de ellos y de un descubrimiento que se ha hecho gracias a él?
Para la noticia de hoy vamos a viajar a la bella Italia y más concretamente a la ciudad de Milán.
Una vez allí, nos vamos a ir al Castillo Sforza de Milán, donde se ha hecho un descubrimiento gracias a Leonardo da Vinci.
Para saber qué se ha descubierto, veamos primero la reacción de Leonardo con este castillo.
Resulta que en su momento, Leonardo fue contratado para decorar varias salas del palacio que por aquel entonces era sede del poder de la ciudad.
Y no se limitó a esto, sino que además diseñó para dicho palacio una serie de túneles, rutas de escape y sistemas de defensa que podían servir tanto para defensa del palacio en caso de ataque como para poder moverse sin ser visto.
La cuestión es que todo esto lo diseñó Leonardo y esos bocetos se encuentran en un museo de Londres.
Lo que nos importa para el descubrimiento del que hablamos hoy es que hasta ahora se pensaba que era solo un proyecto.
Es decir, él había diseñado esos túneles en unos bocetos, pero nunca los habían construido.
Pero la noticia está en que gracias a un equipo del Politécnico de Milán y la empresa Codevintec, ahora se ha descubierto que esos bocetos sí se llevaron a cabo.
Han investigado si existe ese sistema de pasadizos subterráneos usando herramientas como técnicas de georadar y escaneo láser.
Pero lo más interesante es que parece que este sistema es mucho más amplio de lo que podía parecer en un primer momento y que los fines son más variados de lo que se creía.
Algunos túneles sí tenían un fin estratégico o militar, por llamarlo de alguna manera, pero otros túneles tenían fines más privados.
Por ejemplo, parece ser que existe un pasadizo que une directamente el castillo con la iglesia de Santa María de Le Grazia, que es donde está tanto La última Cena de Leonardo y también el panteón familiar de los Sforza.
Por ahora no se van a abrir al público, pero sí piensan seguir investigándolos porque seguramente desvelen secretos que todavía guarda esta maravilla del Renacimiento.
Ojalá algún día se puedan visitar y sentir en la propia piel lo que debieron de sentir esas personas cuando atravesaban la ciudad bajo tierra para no ser vistos.
La mayoría de las cosas en esta vida se pueden hacer de forma simple, sencilla, o se pueden llevar a otro nivel.
Y de alguien que llevó las cosas a otro nivel es de lo que vamos a hablar en la última noticia de hoy.
En esta noticia vamos a conocer a un hombre británico llamado Richard Sowa, que podemos decir sin miedo a equivocarnos que su compromiso con el reciclaje va más allá de depositar cada residuo en su contenedor correspondiente.
Este hombre, que es carpintero, decidió construir cosas con material reciclado, pero llegó un momento que pensó que todavía podía ir más allá y se propuso reunir botellas de plástico para llevar a cabo un proyecto bastante ambicioso.
Su primer intento fue en el año 1998, momento en que metió las botellas en bolsas y las cubrió de tierra y madera.
Aun así, Richard no se iba a dar por vencido y empezó a construirla otra vez en el 2010.
Madre mía, me cuesta a mí encontrar sitio para tirar 5 botellas de plástico en mi casa.
Pues parece ser que es sorprendentemente estable, porque las bolsas con las botellas de plástico se han fusionado con las plantas marinas y eso hace que la estructura se mantenga estable.
Sobre la superficie de la isla ha esparcido arena y ha plantado distintas especies, que por cierto, le dan frutos comestibles.
Eso sí, no sé cómo será el tema de los microplásticos en su isla, pero bueno, esa es otra historia.
Hay una casa de dos plantas sostenible que tiene un baño con un sistema de compostaje y la ducha se suministra con tanques de agua de lluvia.
Por si te interesa, esta isla se puede visitar, ya que Richard hace visitas guiadas para sacarse un dinerillo extra.
La isla está en el Caribe mexicano, más concretamente frente a las costas de Isla Mujeres.
Antes de acabar, recuerda que puedes utilizar este podcast en tu rutina de aprendizaje con todo el contenido extra.