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Como siempre, hoy publicamos un episodio en abierto y otro episodio exclusivo para los suscriptores premium.
Hablamos de compras, decoración, planes con amigos y la mezcla de ilusión y estrés que trae el mes.
Com Ahora, en este episodio del podcast Diario, Paco y yo hablamos de algunas profesiones en las que los clientes pagan su frustración con los trabajadores.
Bueno, pues resulta que ayer me apetecía una pizza y decidí llamar a una pizzería para pedirme la pizza de atún, mi pizza favorita.
Pues que me trajeron dos pizzas en lugar de una y estoy frustrado por eso, porque me trajeron dos pizzas en lugar de una y ahora me duele el estómago porque tuve que comerme las dos.
Es culpa de la pizzería, porque hace unas pizzas tan ricas que uno no tiene más remedio que comérselas.
Bueno, Paco, yo creo que la culpa es tuya, del cliente, o sea, aquí un negocio te envió una pizza, te envió otra por error, no te la cobró y tú como cliente no pasa nada, es una pizza gratis, guárdala en la nevera, regálasela a tu vecino.
Claro, ahora tiene que compensarte con una pizza gratis cada día para alegrarte la vida.
Solo faltaría que te quejases porque una pizzería te envió por error una pizza gratis.
Pero bueno, no sé si hay un caso tan extremo como esta broma que hemos hecho, pero a veces hay algunos clientes muy complicados que se quejan mucho.
Y hoy hablamos de esto, no hablamos tanto de los clientes o también, pero hablamos sobre todo de esas profesiones más complicadas en las que los clientes suelen cargar su frustración contra los trabajadores.
Sí ya algunas profesiones que todos tenemos en la cabeza, que son ejemplos claros de profesiones que reciben mucho odio, mucha ira por parte de los clientes, pues precisamente vamos a hablar hoy de esas profesiones.
¿Entonces, tú cuando piensas en una profesión en la que ese trabajador recibe mucho odio, insultos, hay muchas personas frustradas que cargan su frustración contra esta persona en quién piensas?
Bien, pues hay dos profesiones que tengo en la cabeza y estoy casi convencido, Roi, de que vas a estar de acuerdo con ellas.
Pero los de fútbol yo creo que son los que sufren más, Paco, porque, uff, tú estás ahí en un estadio de fútbol viendo todos los insultos que le dicen al pobre árbitro y es complicado.
Sí, esa profesión, ser árbitro, es una de las pocas profesiones en que puedes hacer bien el trabajo.
Porque da igual lo bien que lo hagas, siempre va a haber una persona que piense que lo hiciste mal.
Yo he visto incluso casos en los que el equipo iba ganando, o sea, un aficionado estaba viendo el partido y su equipo iba ganando, pero aún así criticaba al árbitro.
Bueno, es que esto lo hizo mal, el árbitro es idiota o cualquier decisión un poco dudosa, árbitro cabrón, sinvergüenza y bueno, barbaridades mucho mayores que no vamos a repetir ahora.
Sí, es impresionante, Roi, porque incluso haciéndolo bien, pues va a recibir insultos por parte del otro equipo que se va a sentir perjudicado y no sé si hay muchas profesiones en que pase eso, pero de una manera u otra siempre van a ser criticados.
Creo que es de las profesiones en las que más tienes que ignorar, bueno, no los clientes, no sé si los clientes sería la palabra adecuada, porque no sé si el espectador de un partido de fútbol es el cliente del árbitro, no es el cliente, pero bueno, el árbitro tiene que ignorarlos completamente a los espectadores de un equipo del otro, o sea, tiene que ignorarlos porque incluso tú podrías hacer el trabajo y oye, creo que hoy lo he hecho bien y seguramente la mitad del estadio piensa que lo has hecho mal, que eres un inútil, y la otra mitad también piensa lo mismo.
Como mucho hay una persona suelta que pues yo creo que el árbitro hoy lo ha hecho bien.
Excepto Paco, el día que arbitras el partido de su equipo, ahí ese día hasta tu propia madre te hijo, hoy arbitraste muy mal, hoy muy mal, el resto de días muy bien.
Claro, Roi, entonces tú ponte en la cabeza de una persona, un niño, un adolescente, un joven que tiene como objetivo en la vida convertirse en árbitro, ¿Qué piensas que pasa por su cabeza?
Uff, yo no creo que haya niños que piensen eso, quizá hay alguno, venga, puede ser que haya uno.
Y no lo digo porque la profesión de árbitro me parezca mala, sino por lo que veo, o sea, yo veo que los tratan tan mal que yo no quiero ser esa persona, yo no quiero que me traten tan mal, no quiero que me insulten y que me odien y que todo el mundo hable mal de mí, independientemente de lo bueno o malo que sea, porque hasta los mejores árbitros en España, que hay árbitros que son muy buenos, también reciben insultos, o sea, es absurdo.
Es que además el fútbol es el deporte nacional, evidentemente, es el deporte más seguido del mundo y despierta muchísimas pasiones.
Y estaba pensando en otra figura del fútbol que también es bastante odiada, que es la profesión de portero.
Sí, porque creo que el problema de portero es que es un poco parecido al árbitro, no tan descarado, porque no lo insultan tanto.
Pero es que si tú eres portero de fútbol, solo con cometer un error ya van a decir que eres malísimo, o van a estar hablando mal de ti durante una semana o durante todo el mes.
Sí, porque a veces hay casos de porteros que dices Ostras, ha hecho esta parada, ha salido muy bien esta jugada.
Porque ¿Cómo es posible que en España, un país claro, como ya hemos comentado, en el que el fútbol es casi una religión, que haya tanta gente que vaya a los estadios para insultar al árbitro o al portero o al equipo rival?
Porque yo me acuerdo cuando iba al estadio, yo empecé a ir al estadio, me hice socio del Celta de Vigo con 15 años más o menos.
Entonces cada domingo, bueno, cada dos domingos, porque cada 15 días se juega el partido en casa en el estadio de tu equipo.
Pero sí que reconozco que conforme fui creciendo, perdí la emoción hacia el fútbol.
Sigo siendo una persona emocional hacia otros temas, pero como que ya perdí la emoción hacia el fútbol.
Yo recuerdo cuando estaba en el estadio, después de unos cuantos años, con 20 años, yo ya no era una persona emocional hacia el fútbol.
También a veces algunas personas insultan a los jugadores de su equipo porque lo hacen mal.
Y había algunas personas muy frustradas que insultaban muchísimo a un eres un paquete, eres malísimo, tío.
Claro, Roi, ¿Qué tiene que pasarte en la vida para que vayas a un estadio a disfrutar y al final te pongas ahí a gritar, a insultar?
Tienes que tener problemas en el trabajo, en la casa, o problemas dentro de ti, no problemas externos, porque no es una actitud normal.
Y entiendo que hay muchas emociones, muchas hormonas, y no es tan fácil controlarse algunas veces.
Yo creo que es un poco como cuando te apuntas a boxeo para liberar esa frustración, ese estrés, por todos esos motivos, por todos esos temas que tienes en tu vida que te hacen la vida difícil, pues vas a boxeo y liberas esa frustración, ese enfado.
Pues lo mismo hacemos los españoles, o muchos españoles, cuando vamos al estadio a insultar al árbitro, al jugador o a quien pase por allí.
Y de hecho, esto me hace pensar, Paco, en que a veces escuchas a hombres decir que los los hombres no tenemos emociones, no somos emocionales, porque somos así muy duros y tal.
Pero luego vas a un campo de fútbol y ahí te das cuenta de que hay un montón de hombres con un montón de emociones, con un montón de desequilibrios hormonales.
Porque durante el partido de fútbol tú puedes ver a un hombre, yo hablo de un hombre.
Ahora hay muchas mujeres en los estadios de fútbol, pero sí que es verdad que antes había menos mujeres y por eso hablo de los hombres.
Pero yo hablo de los hombres por lo de las emociones, porque siempre se dice que no, no tenemos emociones.
Pero luego este señor, Julián, vamos a yo no tengo emociones, yo soy un hombre sin emociones, porque yo soy un hombre.
Y luego Julián está frustrado una semana porque su equipo perdió por culpa del árbitro.
Y ahí entonces Julián va a liberar, no sé, testosterona, dopamina, no sé cuántas hormonas que pasan por el cuerpo.
Es el ejemplo de que los seres humanos somos un cóctel de hormonas y en un partido de fútbol se ve claramente, o sea, nos volvemos locos.
Yo voy a un partido de fútbol y la gente me mira y este tío no tiene emociones, no tiene sentimientos, es muy frío.
No, lo que pasa es que yo no tengo emociones hacia el fútbol, tengo emociones hacia otras cosas.
Luego voy a ver una película y estoy ahí conteniendo la lágrima porque no quiero que me vean llorar, porque no quiero mostrar mis emociones.
Pero bueno, quería decirte, y dejando ya a un lado el tema del fútbol, que me parece horrible lo que hemos dicho, esos insultos a los árbitros, a los jugadores y en general los insultos que hay en el fútbol.
Que creo que solo tenemos dos opciones en la sociedad, o hacemos que nadie reciba insultos, que los árbitros no reciban insultos y tal, o otra opción para cambiar la sociedad y solucionar esto es que todos recibamos insultos.
Por ejemplo, vas a la frutería con tu frutera de confianza, vamos a llamarla Manuela, y le joder, Manuela, cabrona, qué caros están los plátanos, eres una sinvergüenza.
En realidad tú vas contento a la frutería, pero bueno, descargas tu frustración con tu frutera de confianza.
Y de hecho en España, o al menos en Andalucía, eso lo hacemos bastante, eso de insultarnos, pero de manera cariñosa.
Entonces tú ves a tu amigo y le hola, cabronazo, ¿Qué pasa, capullo, ¿Cómo estás?
Bueno, bueno, pero si es de forma cariñosa y hay confianza, está bien, pero decírselo al frutero o al panadero, mejor, ¿No?
Bueno, yo no soy muy amante de los políticos, pero no soy nada amante de insultar a la gente.
Entonces yo creo que hay que respetar a todo el mundo, incluso a los políticos, eso sí.
Bueno, pues no me gustan mucho los políticos, pero no por ello voy a insultarlos.
Si hay un político que no me gusta, no voy a insultarlo, no voto por él y voto por otro político y ya está.
Lo que pasa con los políticos, Roi, es que tengo la sensación de que son un mal necesario.
Entonces siempre como los árbitros, los criticamos, los insultamos, pero es necesario que estén ahí.
Sí, estoy de acuerdo, o sea, es necesario que haya políticos porque es necesario que haya un Estado y que se gestionen las cosas, la sociedad tiene que funcionar así.
No lo sé, quizá las personas que se meten a política en España no son las mejores, quizá, no sé, pero.
Creo que un italiano también se va a quejar de sus políticos, un francés, un estadounidense, ya no sé, los noruegos.
Si los noruegos se quejan tanto de sus políticos, porque al menos en España los políticos noruegos tienen buena fama, entonces.
Creo que hay países en los que los políticos reciben mejor nota o tienen como más popularidad.
En España la verdad es que la popularidad de los políticos es muy baja y da igual de qué político hablemos, sea de izquierda, sea derechas, no son los más amados por el pueblo.
No sé, Paco, quizá tenemos que volver a la dictadura o a la monarquía absoluta cuando solo había un rey.
Todo el mundo los amaba, todo el mundo amaba al rey, todo el mundo amaba al dictador, porque claro, si no lo amabas, tenías un problema.
Bueno, Roi, pues ten cuidado, ten cuidado porque ya sabes que el poder tiene un precio, el poder corrompe y no quiero que te corrompas.
Vale, y además no me gusta que me insulten, entonces no me gustaría ser político.
Yo decía de ser monarca absoluto y entonces si alguien me insulta, mandarlo a la guillotina.
Bueno Roi, pues te estás montando ya algunas películas un poco raras en la cabeza.
Vamos a hablar si quieres, de los teleoperadores de atención al cliente, los pobrecitos.
Estas personas sí que reciben un montón de frustración de los clientes, porque habitualmente cuando llamas atención al cliente es porque tienes un problema.
Entonces estas personas son de las que más sufren insultos o no insultos, pero bueno.
Ya no solo insultos, sino malas contestaciones, gritos, conversaciones desagradables en general.
Sí, yo creo que ahí también ayuda a que haya esos comportamientos agresivos y maleducados el hecho de que la persona que esté llamando no dé la cara, es decir, el anonimato o incluso si esa persona sabe tu nombre, pero el hecho de no dar la cara, pues a lo mejor va a hacer que te comportes de una manera más maleducada y no tengas problemas en hablarle mal a una persona que está ahí trabajando.
Estoy de acuerdo, de hecho el nivel más extremo lo ves en las redes sociales, las personas que ponen un comentario en un vídeo en YouTube o ponen un comentario en un post de Instagram, hay personas que dicen auténticas barbaridades, que nunca en tu vida le dirías eso a ese youtuber o ese instagramer a la cara, porque es una auténtica falta de respeto.
Pero como es Internet y hay mucha despersonalización, no estás viendo a esa persona cara a cara, ni siquiera la escuchas por el teléfono, pues le dices barbaridades.
Pero bueno, por el teléfono también ocurre, porque aunque escuches a otra persona, bueno, no sabes quién es, no le pones cara, está muy lejos y tú simplemente piensas que es un sinvergüenza porque trabaja en esa empresa que te ha cobrado de más o que te ha dado muy mal servicio, cualquier cosa.
Y también hay que decir que depende de la empresa, porque siempre hablamos de que los teleoperadores sufren mucho por tener clientes horribles.
Pero si hablamos de empresas que da un buen servicio y que no tienen malas prácticas o prácticas engañosas, ahí creo que no es tan terrible como en otras empresas.
Sí Roi, por ejemplo, hace unos cuantos años en España las empresas de móviles, de Internet, estas empresas de telecomunicaciones, tenía muy mala fama porque en ocasiones molestaban, llamaban muy a menudo o querían venderte servicios de poca calidad y algunas veces notabas que querían engañarte.
Entonces, bueno, pues había gente que respondía a gritos insultando y luego gente que decías o veías que era educada en otros contextos, pero no hay.
Hoy en día ya pasa menos porque hay más leyes que regulan esto, leyes que favorecen al consumidor, pero hace años, yo siempre digo hace 10 años, hace 10 años, no sé, a lo mejor es hace 15 o hace 8, pero bueno, hace un tiempo había empresas que tenían muy malas prácticas también había menos competencia, entonces podían abusar más del consumidor y yo me acuerdo por ejemplo, que tú contratabas un plan de Internet y te decían Sí solo es 30 euros al mes, pero luego había como una letra pequeña pero de forma muy poco transparente que te decía que después de 12 meses pagabas 90 euros o que tenías una permanencia de 12 meses y si te querías ir antes tenías que pagar 300 euros y cosas que no te las decía nadie, pero las ponían en un texto muy pequeñito que era prácticamente imposible de leer.
Y entonces claro, cuando te ocurría eso, cuando de repente a los 12 meses subía el precio o luego querías irte y te ponían como una multa, una penalización, te enfadabas mucho porque si eso no es lo que yo firmé, no es lo que acordamos, eran prácticas muy engañosas.
Bueno Roi, pero como has mencionado antes, todo eso estaba en la letra pequeña y el problema precisamente era ese, que la letra pequeña era letra demasiado pequeña, necesitabas una lupa para ver eso.
A ver, era un engaño Paco, porque esa letra pequeña lo ponían ahí medio escondido.
Bueno, tú firmaste el contrato de 327 páginas y en la página 303, en el apartado B.
Claro, y al final no sabías si pagabas el móvil o estabas pagando la hipoteca porque la mensualidad se disparaba o ese pago se disparaba.
Ahora por suerte las cosas están mejor, pero todavía hay muchos teleoperadores que lamentablemente tienen que escuchar los gritos, los insultos y simplemente el maltrato de los clientes.
Entonces yo ahí lo que haría es colgar el teléfono, pero claro, te quedaría sin trabajo.
Bueno, Roi, pero la tragedia no sería tan grande porque estarías perdiendo un trabajo en el que continuamente te están insultando.
Aunque esto yo ya lo veo un poco más del pasado, porque hoy en día ya no hay tantos vendedores puerta a puerta como hace diez años.
Sí, y tengo esa idea de el vendedor puerta a puerta, porque ese vendedor que llegaba a casa e intentaba venderte una enciclopedia o una aspiradora, y es que los pobrecitos tenían que aguantar muchísimo, porque no te imaginas la cantidad de gente que le cerraba la puerta en las narices a esta persona.
Pero por un lado, claro, acabas entendiendo que en esa época si tenías mucha paciencia con los vendedores, perdías mucho tiempo, porque varias veces venían a tu casa o te llamaban también ahora te llaman por teléfono y yo la verdad es que ya no tengo paciencia, porque a veces ya ni siquiera cojo el teléfono.
Le recomendaría que a los 18 años encontrase trabajo como vendedor, porque me parece que es como una lección de vida.
En ese trabajo vas a recibir tantos rechazos, van a darte tantos noes que vas a aprender mucho.
Es verdad que es difícil, yo nunca he trabajado de esto, pero bueno, sí que me acuerdo de un compañero de universidad que durante una semana trabajó vendiendo alarmas.
Vendía sistemas de alarmas, de estos que te instalas en tu casa por si te entra alguien.
Y yo la verdad, en aquella época me reía de él, pero ahora lo pienso y digo, bueno, al menos él lo intentó, yo ni siquiera tenía un trabajo.
Bueno, pues si hablamos de profesiones difíciles, creo que la profesión de camarero lo es, porque el pobre camarero va a tener que resistir muchísimas cosas en su.
Trabajo, incluso aunque lo haga bien, porque un camarero que lo hace bien es un camarero dirigente, rápido se acuerda de todas las comandas, está atento a las mesas por si alguien necesita algo, pues acude rápidamente.
Pero incluso aunque lo haga todo bien, si luego trae un plato y ese plato, esa comida está mala, no está buena, está quemada o al cliente no le gusta.
Y es el intermediario al fin y al cabo, porque él sólo se encarga de llevar la comida de la cocina a la mesa.
Pero por suerte no puede entrar en la cocina, porque si entrara en la cocina, imagínate el lío que se montaría allí.
Entonces, una parte importante del trabajo de camarero es gestionar estas frustraciones de los clientes y tranquilizar al cliente, decirle, oye, bueno, a ver si podemos solucionarlo, te podemos preparar otra cosa, te podemos devolver el dinero, esto no lo pagas.
Entonces podemos decir que un camarero no solo es camarero, sino que también es un psicólogo y un actor, porque siempre tiene que estar ahí actuando con una sonrisa, incluso cuando el cliente le está gritando.
Bueno, Paco, y acabamos ya con la última profesión de hoy, que esta es una profesión un poco controvertida.
Sí, lo que pasa que con el inspector de Hacienda no puedes descargar esa frustración porque no lo ves.
Pero sí que es una persona que genera muchísima frustración, porque cuando tú tienes algún tipo de contacto con un inspector de Hacienda es porque hay algún problema, has presentado algún impuesto mal, has hecho algo mal, o ellos creen que tú has hecho algo mal.
En realidad no, pero bueno, algún problema tienes con Hacienda y eso siempre da mucho miedo, estrés y genera muchísima frustración.
Pero no puedes pagarla con el inspector de Hacienda, porque si tú te enfadas con él, te dirá sí, sí, pues ahora el doble de multa por tonto.
Sí, porque de hecho el inspector de Hacienda te habla por notificaciones de Hacienda.
Entonces simplemente te llega un papel oficial y tienes 10 días para contestar y si no te mete la multa o hace lo que dice que va a hacer en ese mensaje.
Es como un monarca absoluto también el inspector de Hacienda, Paco, porque te llega la notificación, te llega ese papel o bueno, te puede llegar de forma digital y tienes 10 días para responder, si no, multa o lo que digan que te vayan a hacer.
Tengo la sensación de que tú has tenido algún problema con algún inspector de Hacienda.
Yo les tengo mucho miedo, porque al ser autónomo, al ser empresario, siempre oye, le tiene respeto, porque con tanta burocracia y es fácil equivocarte en algún papel, es fácil hacer algo mal.
Un procedimiento, ni siquiera una inspección, era algo muy ligero, resultó que yo había pagado más impuestos de los que tenía que pagar, porque mi anterior gestor había hecho un trabajo muy malo y había pagado de más, Paco.
Pero lo gracioso es que luego, cuando resultó eso, el inspector dijo, bueno, no era un inspector, pero la persona de Hacienda dijo bueno, pues está bien, no pasa nada, cerramos el procedimiento.
Ah, no, si quieres que te lo devuelvan, tienes que tú reclamarlo y entrar ahí en otro procedimiento.
Pero bueno, sí que una vez vi un inspector en persona, Paco, hace unos años también, hace muchos.
Hace 11 años o 12 más o menos, cuando tuve mi primer negocio, que vendía artículos de importación, los compraba de China y los vendía en España.
Un inspector vino a mi casa, bueno, a casa de mis padres, porque yo vivía con mis padres, Paco.
Entonces imagínate la situación, porque nosotros, un amigo y yo comprábamos esos productos de China, entonces había que importarlos.
Y bueno, nos abrieron un pequeño proceso de inspección porque querían saber o conocer la empresa para asegurarse de que la empresa existía y no era ficticia.
No hubo ningún problema, no nos metieron ninguna multa, simplemente querían ver que realmente la empresa existía, que no era algo falso.
Y claro, vino una señora a mi casa un verano por la mañana, de hecho yo estaba durmiendo, Paco.
Claro, de la forma en la que lo dijo mi madre, yo pensé en salir corriendo, escapar.
Entonces fui a la puerta y no sé si era inspectora, creo que era un nivel más bajo.
Bueno, da igual, una persona de Hacienda, oye, mira que este procedimiento, ¿Esta es la empresa tal?
Y yo no tengo oficina aquí, esta es mi casa, tengo una mesa y unas sillas, pero oficina no hay.
Claro, imagínate la situación, o sea, yo ahí sentado con la inspectora de Hacienda en mi salón de casa, mi madre trayendo unas pastitas o algo.
Bueno, pues podemos decir, Roi, que tú odias más a los inspectores de Hacienda que a los árbitros o los políticos.
Uff, no puedo decir eso, Paco, porque no quiero que me inspeccionen o metan una multa o algo.
A ver, yo ahora ya en serio, entiendo que es un trabajo que tiene que existir, pero bueno, en España a veces son un poco insistentes con los pequeños empresarios.
Y como a las grandes empresas más difícil perseguirlas o es más difícil conseguir que paguen sus impuestos o cumplan lo que tienen que cumplir, pues bueno, a veces son demasiado estrictos con los pequeños empresarios, incluso las personas normales también un trabajador si tiene algún error o algo, multa.
Bueno, volviendo a lo de antes, de nuevo, podemos decir que los inspectores de Hacienda también son más necesario.
Sí, la verdad es que sí, inspectores de hacienda, políticos, bueno, diferentes profesiones de las que hemos hablado hoy que tienen clientes frustrados y a veces pagan la frustración con estas personas.