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Hoy hablamos Episodio 2063 los tocapelotas Bienvenido a Hoy Hablamos, el podcast diario para aprender español. Como siempre, hoy publicamos un episodio público y gratuito y otro episodio exclusivo para los suscriptores premium. En el podcast premium Rebelló hablamos sobre algunas anécdotas de nuestro reciente viaje por Vietnam. Puedes escuchar este episodio si te haces suscriptor premium en hoy Hablamos. Com.
Ahora, en este Episodio del Podcast diario, Paco y yo hablamos sobre esas personas que siempre están molestando y que son muy protestonas. Vamos con el episodio. ¿Hola, Paco, qué tal?
Pues estoy estupendamente. Pero Roi, dame un segundito que quiero decirte una cosa. A ver si puedes bajar la persiana de tu habitación, que no te puedo ver bien.
Te veo mejor, pero no te puedo oír bien. ¿Puedes acercarte más al micro o alejarte?
Y tienes el pelo cubriéndote un ojo. ¿Puedes quitarte el pelo del ojo y te distrae? Mi pelo me distrae.
Que si la luz, que si el pelo, que si no se me escucha bien, tío, qué pesado. Me voy a ir, me voy a marchar. Vamos a acabar aquí el episodio y ya está. No hay episodio hoy, que ya me estoy clavando.
No, no, tú estabas siendo un tocapelotas. Pero bueno, tienes excusa, porque justo coincide que hoy vamos a hablar de este tema. Entonces ya me voy a relajar, me voy a poner tranquilo, voy a respirar profundo. Como ves, tengo poca paciencia con los tocapelotas.
Paco, eres una persona de mecha corta, es decir, has explotado en cuestión de segundos.
Me enciendo rápido, me enciendo rápido, es verdad. Tengo mucha paciencia. Hasta que no la tengo y se me agota completamente.
Estoy de acuerdo. Todos somos un poquito más o un poquito menos tocapelotas en algún momento. Porque, oye, todos en algún momento nos hemos quejado o hemos sido demasiado exigentes, o hemos sido un poco protestones. Quizá protestamos de más en algún momento de nuestra vida.
Así que el que más y el que menos ha sido un poco tocapelotas. Claro, luego hay algunas personas que son como tocapelotas de manual, que están siempre molestando, que están siempre protestando, que son muy tiquismiquis. Entonces, cuidado con esas personas a esas.
Personas más vale tenerlas lejos, porque como las tengas cerca, ya sabes que te van a acabar molestando. ¿1.
A ver, no sé si viene el latín, del griego o de que no sé, su origen ancestral o su origen más antiguo.
Ese origen no lo sé, pero digamos que la combinación de palabras sí que la entiendo.
Y la metáfora que hay detrás de esta palabra creo que también sé cuál es. Porque tocapelotas junta el verbo tocar con la palabra pelotas. Y aquí la palabra pelotas no significa balón de fútbol, significa otra cosa.
Significa, bueno, pues los testículos, los testículos, los huevos, de manera coloquial y vulgar. Entonces las pelotas serían los testículos de un hombre.
Obviamente esta es una palabra muy coloquial, muy vulgar, pero hemos decidido usar esta palabra porque realmente en España es la palabra que más se usa. A ver, si estás en el Congreso de los diputados hablando, pues quizá no la usas en ese contexto, por supuesto que no. Pero en el día a día, con tus amigos, con tu familia, con casi todo el mundo, en un ambiente coloquial, vas a usar esta palabra para referirte a esas personas que molestan mucho, que te están molestando. Dirás algo así ese tío es un tocapelotas. Ya me están tocando las pelotas.
Obviamente es un poco vulgar. En el momento en el que estemos en un ambiente más formal, como en el trabajo, evitaremos usar esta palabra, pero en ambientes coloquiales es la palabra que usamos.
Y en ambientes más formales quizás podríamos decir que esa persona es una persona fastidiosa, molesta. Tiquismiquis quizás no, tiquismiquis también es un poco coloquial.
No es tan vulgar tiquismiquis, porque hay que diferenciar, puede ser coloquial, pero no tiene por qué ser vulgar.
En este caso, tiquismiquis no es vulgar, no es malsonante. Tocapelotas sí, porque obviamente ya lo que significa tocar las pelotas ya es algo bastante vulgar. Pero bueno, se usa bastante. Y esto lo usan tanto hombres como mujeres. Si estamos en un ambiente ya un poquito más formal o nosotros no queremos sonar tan vulgares, no usaríamos esta palabra y diríamos que es una persona que molesta, es una persona muy pesada.
También diríamos es muy pesado, es un pesado ese tío o ese cliente es muy pesado. Si ya quieres ser más vulgar ese cliente es un tocapelotas.
Bueno, pues creo, Roi, que nos queda claro. Entonces ahora vamos a intentar identificar a un tocapelotas. ¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza cuando piensas en tocapelotas?
Lo primero que me viene a cabeza yo creo que con estas personas. ¿Me pasa un poco como recuerdas Spiderman, cuando detectaba como el peligro, que de repente se activaba su mente o su cabeza o algo así y detectaba que algo malo iba a pasar?
Pues yo creo que con los tocapelotas, después de tener un poco de experiencia en la vida, pasa un poco así, que los detectas antes de que hablen o de que aparezcan. Tú ves a alguien venir y ya por la cara que te pone o no sé, hay algo instintivo que te hace esta persona me va a dar problemas. Y muchas veces aciertas, ves a esa.
Persona a 2 km de distancia, la ves venir y ya algo va a pasar. No sé si es una cuestión de rasgos físicos, es una cuestión de lenguaje corporal, pero hay veces que la intuición funciona.
Sí, hay algo, no sabría decir el qué, pero muchas veces los detectas o no antes de que hablen, pero ya dicen dos o tres cosas y ya te das cuenta de que van a molestar mucho, de que van a ser muy pesados. Entonces, por lo general, yo diría que son personas muy exigentes, muy, muy exigentes, pero un nivel de exigencia absurdo. Porque da igual lo que hagas, siempre van a protestar, van a quejarse, van a buscar el defecto, van a buscar esa cosa que hiciste mal o que no alcanzó sus estándares para quejarse, para protestar.
Roi, aquí podemos hablar por ejemplo, del jefe, ese jefe tocapelotas que todo el mundo ha tenido alguna vez en su vida. Y ya sabes, ese jefe que va a estar pendiente de la hora a la que entras, la hora a la que sales.
Si llegas 1 min tarde del descanso, bueno, pues alguien que no te va a dejar respirar, sí que va a.
Estar súper pendiente, va a ser súper exigente en todo. Que podrías Oye, está bien ser exigente, es tu jefe y tú tienes un horario que cumplir. Sí, me parece bien. Pero el jefe tocapelotas está muy pendiente de la hora a la que entras, a la que sales, de si cumples los 30 min del descanso.
Pero luego te dice que te quedes un poquito más después del trabajo. Oye, hay que quedarse 1 h más, que hay que acabar este pedido, hay que arrimar el hombro, te dice así expresiones para motivarte, de hermandad. Hay que arrimar el hombro, hay que.
Pero luego esas horas extra que haces no te las paga. Entonces es un tocapelotas porque se fija mucho en que tú cumplas el horario, pero luego él no lo cumple porque te hace estar más tiempo del que tú deberías estar.
Y es este jefe que te envía un correo electrónico un sábado a las 9:00 p.m. y quiere que respondas.
Entonces, bueno, son ejemplos de una persona que molesta mucho, que no respeta tu espacio, es demasiado exigente. Bueno, en general un pesao.
¿Venga, Roi, pues quiero preguntarte, tú alguna vez has tenido algún tocapelotas cerca? Y por favor, no digas no me menciones a mí.
Hombre, yo jefes no he tenido porque realmente solo he trabajado seis meses en un trabajo convencional con un jefe. Y realmente mi jefe no era tocapelotas, la verdad. O sea, casi nunca estaba en la oficina, no sé dónde estaba, creo que tenía que viajar y tal, y no se preocupaba mucho de mí.
No lo vi casi en los seis meses, pocas veces lo vi y ni siquiera sabía muy bien qué hacía yo.
Tú eras el becario, eras muy jovencito, habías llegado nuevo, entonces no importabas mucho.
Sí, no estaba muy preocupado por mí. Digamos que quien me supervisaba era mi compañero de trabajo y era una buena persona. Entonces no, no eran pesado ni molesto.
Entonces, en ese sentido, en el terreno laboral, no he tenido experiencia con personas así. ¿Pero Paco, puedo hablarte de cuando comencé a vivir solo? Yo vivía con mis padres, entonces empecé a trabajar, me independicé, me fui a vivir solo a un piso y claro, tuve que alquilar un piso. ¿Cuando tú alquilas un piso, qué tienes? ¿Tienes un casero o una casera?
Era mi caso, una casera. Y mi casera era un poco pesada, la verdad. Era un poco tocapelotas.
Es que si pensamos en tocapelotas, fíjate que vamos a pensar en figuras de autoridad de una manera u otra. Ya sea el jefe, ya sea el padre, ya sea la casera, en este caso.
O sea, figuras que bueno, quizás el hijo adolescente no es una figura de autoridad.
Entonces, al final un tocapelotas es una persona que molesta, que protesta, que está siendo muy pesada. Y si lo piensas, todos hemos sido de esta forma de adolescentes, o con nuestra pareja en algún momento, quizá con nuestros padres o como clientes, en algún momento pudimos ser así. Entonces, esto es como los cuñados, que hablamos siempre de que todos somos un poquito cuñados en cierta ocasión.
O mejor dicho, siempre decimos que los otros son cuñados y luego no nos miramos dentro.
Todos decimos esto, pero claro, alguien tiene que ser así. Bueno, pues volviendo al tema, te doy la razón en que las figuras de autoridad sí que suelen ser tocapelotas. Suelen ser, no siempre, por supuesto, pero a veces sí que pueden ser muy pesadas. Y en este ejemplo, mi casera era un poco así. Porque al final una casera es una figura de autoridad porque tiene que alquilarte el piso y depende del país.
Pero si estás en un país donde no hay muchos pisos en alquiler, como España, que es un mercado con problemas, entonces quieres que ese casero te alquile el piso, quieres que te dé el visto bueno. Entonces tienes que convencerle de que eres un buen inquilino. Es un poco como tu jefe. Es un poco triste, pero tienes que ir allí. Es como una entrevista de trabajo.
Que ir bien vestido, bien afeitado, mostrando que tienes dinero. Claro que sí. Hay que cumplir unos requisitos.
Entonces mi casera no era mala persona, ojo, y tampoco le guardó rencor, pero sí que era un poco pesada, sí que era un poco tocapelotas, porque era demasiado exigente. Creo que está bien ser exigente, pero le faltaba un poco de equilibrio en su vida. Entonces te explico, Paco. Por ejemplo, recuerdo que antes de entrar en el piso, antes de firmar el contrato, me vamos un día por el piso, quedamos y te hago un tour y te enseño cómo funciona todo. Y yo pensé, bueno, está bien, me va a enseñar dos cosas.
Claro, y no era ni siquiera porque puedes pensar, bueno, es que es un piso con mucha domótica, persianas inteligentes. No, no, la nevera era de los años 60. O sea, la nevera tenía historias.
Esa nevera estará ahora en un museo, por lo menos, porque menuda nevera había allí. Y hablo de hace seis años.
Vale, Roi, quizás quería explicarte cómo funcionaba, no sé, el horno, la lavadora, el microondas.
Sí, sí, exacto. Quería explicarme cómo funcionaban las cosas, pero estuvimos un buen rato en el piso, me explicó todo demasiado al detalle, porque es un horno, no será tan complicado.
Pero ya no me decía tienes que hacer así y para este programa y cuidado con esto que si no se estropea. Y cuidado con esto si haces esto. Era como que tenía mucho miedo a que rompiera todas las cosas. Quizá me vio pinta de torpe, me vio y dijo este tío me va a fastidiar el piso.
Sí, sí, sí, sí. Me vio. Aparte, viviendo soltero, porque si vas con pareja, bueno, vas con pareja, dos personas, quizá uno sabe unas cosas, el otro sabe de otras, pero soltero, viviendo solo, muy jovencito, tenía 23 años, creo. Así tenía miedo de que quemas el piso, Paco.
¿Vale, pues puedo preguntarte aquí, Roi, no crees que era más tiquismiquis que tocapelotas?
Porque bueno, quería explicarte las cosas con detalle, quería que no te olvidaras de algunas cositas, entonces no veo malas intenciones por su parte.
Estoy de acuerdo. Sí, yo creo que si tenemos que ser más específicos, más precisos, diríamos que era muy tiquismiquis. Porque tiquismiquis es una persona que se fija mucho en los detalles, que es demasiado detallista y al final termina siendo muy pesada, porque si algo no está perfecto, ya te lo va a decir. Tocapelotas es un poco más global o más general este adjetivo para hablar de alguien que molesta, que protesta, que genera algo negativo.
Entonces sí, sería más tiquismiquis ella. Pero bueno, también era un poco tocapelotas. Al menos al principio. Al principio. Luego ya una vez entré a vivir, la verdad es que no me molesto, pero Paco, recuerdo en el tour ese que me hizo, donde me explicaba cómo funcionaba todo, un detalle que me hizo mucha gracia y que nunca olvidaré, que se puso a explicarme cómo funcionaba la lavadora y me dijo que tuviera mucho cuidado porque el programa de 1200 revoluciones, que ese no lo pusiera.
Que no lo pusiera porque se estropeaba la lavadora, porque giraba muy rápido y se estropeaba. Y claro, yo pensaba qué raro los ingenieros que diseñaron esta lavadora, que pongan un programa que se estropea la lavadora. Es la autodestrucción.
Ella tenía miedo de que la lavadora explotara. Pensaba que había una bomba en casa.
Sí, para ella lo de las 1200 revoluciones, como que giraba demasiado rápido, eso para ella era demasiado. Entonces me no pongas nunca ese programa que se estropea.
Al principio sí, pero luego pensé qué tontería. Y no, luego lo puse y la lavadora está perfecta.
Madre mía, Roi, qué loco. Qué loco estabas, que pudiste ponerla a 1200 revoluciones.
Pero bueno, te puedo contar otro detallito también. Cuando dejé el piso, después de casi dos años, dejé ese piso.
Y claro, cuando dejas el piso, la casera va por el piso a ver cómo está, si hay algo roto, si hay algún problema, porque tú has dejado una fianza. Ella tenía una fianza de €800, si no recuerdo mal, entonces tenía que devolvérmela, pero si yo había roto algo, lo descontaba de la fianza. Entonces fue por el piso y me llamó y me oye, que he visto como muy alterada, muy seria, que he visto que has dejado una funda de un cojín de una silla con la cremallera rota y lo siento, pero tengo que cobrártela porque está rota. ¿Y cuánto cuesta eso? Y ella pues me va a costar €4,27.
Te lo tengo que descontar de la fianza. Y yo Vale, vale. Ostras, son cuatro pavos, tío.
Sí, por eso ya te digo que me hace gracia. Pero luego en realidad pensé no fue tan mala casera, hay peores caseros. Porque claro, era demasiado precisa. Porque cobrarme después de dos años casi €4 Oye, que me parece bien, pero es irrelevante o darle tanta importancia. Puedes enviarme un email o un mensaje o llamarme, mira, te desconté esto, ya está.
Pero como que lo dijo con mucha seriedad. Luego también me cobró un mantel de plástico, Paco, porque lo había quemado por un lado y yo le di la vuelta porque por el otro lado estaba perfecto y lo seguía usando. Pero ella le dio la vuelta al mantel de plástico. Lo comprobó bien la señora, la verdad.
Bueno, y también muy mal por tu parte, Roi, porque en lugar de decirle que habías quemado Lule, le diste la vuelta.
Eso es como cuando estás barriendo el suelo y barres el suelo y echas la porquería debajo del sofá.
Sí, a ver, parecía que yo quería ocultar eso. ¿Lo que pasa es que eso lo había hecho ya un año atrás, sabes? Porque a los pocos meses de estar ahí quemé un lado del mantel y le di la vuelta y lo seguí usando porque es un mantel de plástico. Tampoco pasa nada que esté quemado por un lado si no lo ves.
Pero bueno, ella detectó detectó que eso estaba mal. Yo creo que trabajaba en algo de detección de bombas o algo así, porque era como un sabueso esa señora, la verdad, no se le escapaba. Una.
Gran detective. Pues me hace gracia esta historia, Roi, porque estoy pensando en una cosa y es que creo que igualmente tuviste bastante suerte con esta casera.
Porque he escuchado historias de caseros, historias bastante fuertes, bastante graves. Por ejemplo, tuve un compañero de clase durante la universidad que me dijo que su casero entraba en su piso en cualquier momento, a cualquier hora, que tenía la llave de su casa y entraba sin avisar.
Bueno, eso es muy fuerte. Eso sí que es fuerte. Porque que un casero entre en tu casa porque a ver, sí, la casa es propiedad del casero, pero mientras tú vives ahí de alquiler, en realidad es tu casa, legalmente es tu vivienda y tu casero nunca puede entrar sin tu autorización.
Pero he escuchado más de una historia como esta, sobre todo en universitarios y cosas así, como que los caseros que alojan a universitarios no lo respetan nada, porque porque también recuerdo una amiga de la universidad que decía esto, que a veces la casera aparecía por el piso para ver cómo estaba.
Sí, y no voy a culpar a estos caseros, por supuesto que es una ilegalidad y no se puede hacer. No, está bien. Pero viendo como algunos estudiantes universitarios cuidan los pisos, las fiestas que organizan, las cosas rotas que hay después de un año. Entonces no quiero culpar demasiado los caseros.
Bueno, bueno, pero si tú eres un casero y alquilas tu piso a un grupo de estudiantes, ya tienes que saber lo que va a pasar en ese piso. Vamos a ver, son estudiantes universitarios, tienen entre 18 y 22 años más o menos. ¿Qué va a pasar en ese piso? Mejor que no lo sepas, amigo. Mejor que no lo sepas.
Yo no iría, yo no iría por el piso nunca. Porque es mejor llegar el día que te devuelven las llaves y ya ver todo el estropicio. Porque te lo van a estropear. Claro que sí, un poquito más o un poquito menos se va a estropear. Pero por eso siempre los caseros de este tipo de pisos para universitarios siempre dejan muebles malísimos.
¿O sea, los pisos están como están, no? Es un piso lujoso y con unos muebles de roble buenísimos.
No, tiene razón Roi, porque todavía hoy recuerdo con mucho dolor, nunca mejor dicho, con mucho dolor de espalda, la cama que tuve en uno de esos pisos. Esa cama era más dura que una piedra. Entonces, como tú dices, normalmente en esos pisos no suelen invertir mucho los caseros en buenos muebles.
Es verdad, quieren ahorrar. Y en el caso de los pisos de universitarios, como hemos hablado, pues bueno, no tratan muy bien el piso. Yo he estado en algunos pisos de esos, no como inquilino, pero como invitado a fiestas, y yo no dejaría buenas cosas en esos pisos. Yo dejaría colchones malos, muebles muy baratos, porque no voy a decir todos, pero muchos universitarios obviamente no se preocupan mucho del piso, de los muebles y de no romper cosas.
Voy a hablar como mis abuelos hablaban y voy a Madre mía, qué jóvenes estamos criando.
Ay, clásica frase que llevan diciendo todas las generaciones en los últimos 4000 años por lo menos.
Paco, hablamos de más personas muy pesadas, muy molestas, unos tocapelotas. Cuéntame alguna anécdota tuya. ¿Recuerdas, no sé, alguna persona tocapelotas en tu pasado?
Venga, pues te voy a mencionar no a una persona en concreto, sino a muchas personas y generalmente hombres de entre 45 y 55 años.
Bueno, ya supongo que hablas de tu época de socorrista, porque cuando das cifras tan exactas es temas de socorrismo.
Exactamente. Yo no soy muy preciso cuando hablo, pero cuando comento estas cosas, como sabes, como he mencionado millones de veces aquí, pues estuve cuatro veranos, cuatro años, trabajando en un parque acuático, precisamente durante la época estudiantil. Y bueno, esa fue una grandísima experiencia para detectar tocapelotas Roi, fue increíble. Bueno, pues no voy a criticar a los niños, ni tampoco a los adolescentes.
Es algo que más o menos puedes esperarte en un parque acuático. Quieren divertirse y algunas veces van a olvidarse de las reglas y ya está. Voy a criticar precisamente a los hombres, a esos padres de 45, 50, 55 años, que desde el momento en que se abrían las puertas del parque ya sabías que iban a molestar. No fallaba, no fallaba. Era siempre así.
¿Y por qué? O sea, das una cifra muy exacta. Porque claro, son padres que más o menos tendrán hijos de entre 10 y 15 años, más o menos. Entonces padres de entre 45 y 55 aproximadamente. Pero tú los tenías calados, ya sabías cuáles eran.
Sí, sí. Mi teoría y la teoría de otros compañeros de trabajo, porque comentábamos esto durante las comidas, durante los descansos, nuestra teoría es que esos padres de familia no querían estar ahí. Estas familias iban los domingos o los sábados al parque acuático, entonces querían quedarse en casa viendo el fútbol, viendo la Fórmula Un, sin tener que preparar, ya sabes, todo el viaje, cuidar de los niños, pasar tanto calor en ese parque. Entonces estaban quejándose desde el momento en que entraban hasta el momento en que salían.
Claro, ellos querían estar en su casa, descansando en el sofá, con una cervecita, con el aire acondicionado o con un ventilador, mientras veían el fútbol, la fórmula un, típicas cosas de padres, que a mí no me gusta nada de eso.
Pero bueno, sí que hay muchos hombres que les gusta la Fórmula Un, el fútbol y todo esto, y es como el típico plan de hombre español tradicional.
De Manolo. Exacto, Manolo, ese hombre tradicional. Y por supuesto que ahora hay más mujeres que ven el fútbol o que juegan al fútbol, pero tenemos esa imagen de Manolo con una camiseta de tirantes, tumbado en el sofá, bebiendo una cerveza. Pues como decíamos al comienzo del episodio, Roi, a los tocapelotas los identificas desde lejos, a kilómetros de distancia.
Pues con estos hombres pasaba lo mismo, porque incluso antes de entrar al parque, desde el aparcamiento, ya empezaban a quejarse. Decían que había poco espacio, que era muy caro, que había que hacer mucha cola.
Ya desde el principio, o sea, desde las 9:00 a.m. o la hora a la que abriese el parque, ya estaban quejándose. Y aún no había empezado el día.
Ya estaban molestando, estaban tocándoles las pelotas a los trabajadores que había ahí, diciendo que había demasiada cola, como decía, o que había demasiadas reglas en ese parque acuático. Por supuesto que hay demasiadas reglas, que hay muchas reglas, porque si tienes a miles de personas disfrutando en un lugar más o menos peligroso como un parque acuático, pues hay que tener muchas reglas, pues a ellos no les gustaba que hubiese tantas reglas.
¿Es decir, tú estabas ahí en una atracción o en la piscina, y venían a quejarse diciendo que hacía demasiado calor, que qué día tan horrible estaban pasando.
Ya me los imagino ahí, no? Ay, Dios, qué calor hace aquí. Por Dios, qué calor. Una sombra, por favor.
¿Claro, y cómo no va a hacer calor? Si estamos hablando de Córdoba en pleno verano, pues evidentemente que va a hacer mucho calor.
Pero bueno, yo los entiendo, Paco, porque ellos no querían estar ahí. Ellos querían estar en su sofá, con el aire acondicionado, y tú los pones en un parque acuático y si no les gustan las piscinas o tirarse por toboganes, están ahí sufriendo.
A ver, bueno, yo a lo mejor también me quejaría, Paco, porque a veces el precio de los restaurantes en los parques acuáticos, en los parques de atracciones y esos sitios, a veces es caro. ¿No sé en el tuyo en el tuyo era caro o no, Roi?
El menú del día costaba €9, y tenías primer plato, segundo plato, pan, bebida, postre, €9. Y se quejaban, claro, porque si vas, bueno, toda la familia, los padres, los abuelos, los hijos, al final sí que se va un dinero importante, pero que es un día al año, un día en todo el verano, no más.
Exactamente, Roi. Querían mostrar esa infelicidad muchas veces haciéndoles la vida imposible a los socorristas. Entonces tú les decías que no se podían tirar de cabeza por la zona poco profunda de la piscina. Había señales ahí, y ellos, para fastidiarte, se tiraban de cabeza por esa zona poco profunda.
Sí, sí, que eso parecía una dictadura. Que eso parecía una dictadura. Reglas y leyes por todas partes.
Ay, Dios mío, eso era increíble. Hombre, pero por supuesto era un porcentaje no tan grande. He dicho todos o muchos, pero por supuesto es una exageración. Siempre había gente simpática, pero no tantos en esa franja de edad.
Por supuesto, no todos los padres de 45, 50 años estaban ahí enfadados y frustrados y molestando o quejándose, pero sí que había varios que cumplían este patrón, este estereotipo.
Perfecto. Y me ha gustado tu ejemplo, porque al principio pensé que me ibas a hablar de los niños, porque los niños sí que son tocapelotas, los adolescentes sobre todo.
Eso es obvio. ¿Te puedes esperar que un chaval de 14, 15 años vaya a querer hacer cosas que no están permitidas o saltarse las reglas? Yo creo que va un poco con la edad.
De hecho, si lo piensas, si tú ves a un adolescente que cumple todas las normas, que no molesta, que no protesta, quizá pasa algo raro ahí, quizá hay algún problema de desarrollo.
Porque a ver, si eres adolescente, es normal que en mayor o menor medida seas un poco rebelde, protestes, te quejes, porque es la etapa, es lo que hay que hacer.
Sí, sí, sí, es así. Nosotros no tenemos hijos, pero algunas veces pienso en historias que me han contado algunos padres, Paco, estuve en Budapest el año pasado, viajé o viajamos con nuestros hijos adolescentes, y bueno, horrible, horrible, porque uno no quería salir del hotel, el otro se queja continuamente, la comida, y yo creo que ahí a uno se le quitan las ganas de viajar.
Bueno, bueno, quizás también. Sí, sí, sí, sí. Pero bueno, es la etapa, es lo que hay que hacer. Todos hemos sido adolescentes y todos hemos sido unos protestones muy molestos.
Y bueno, Paco, muchas veces pensamos que un tocapelotas es como un enemigo. Por ejemplo, el jefe es tu enemigo, o tu casero es como una persona que no te cae muy bien, con la que quizá no tienes muy buena relación, o bueno, es una relación obligada, porque esa es la situación, es tu jefe, es tu casero, es una figura de autoridad. Pero no es cierto, porque a veces un tocapelotas puede ser un amigo, o tu mejor amigo, incluso alguien muy cercano.
Sí, Roi, totalmente. Es decir, todo el mundo tiene un amigo que siempre le pone pegas a todo, que siempre encuentra pegas a cualquier plan, que no hace nada, no organiza nada, pero que siempre se queja.
Sí, y ese soy un poco yo. Quizá no sé qué nivel de tocapelotas soy yo creo que poco, creo que no soy muy tocapelotas, pero yo no suelo organizar las cosas. ¿Pero luego digo oye, y si mejor en lugar de ir ahí, vamos a otro sitio? Este plan no me convence tanto, mejor vamos a hacer otra cosa. Y si vamos a este sitio, mejor.
Entonces, si alguien organiza un viaje y te dice que vais a ir a la playa, tú vas a decir que no, que no te gusta la playa porque hace mucho calor. Y si te dice que entonces podéis ir a la montaña, vas a decir que tampoco, que hay muchos bichos.
Claro. Y si me bueno, pues no vamos a la playa, en la montaña, mira, vamos mañana a tomar algo.
¿Y yo cómo que a tomar algo? Está todo muy caro. Ahora una cerveza vale casi €3. Y bueno, pues a ver, pues nos quedamos en casa. ¿Quedamos en tu casa?
¿Yo cómo que quedarme en casa? Que llevo toda la semana en casa. Es muy aburrido eso. ¿Entonces qué quieres? No lo sé, no lo sé.
Y Paco, otro ejemplo de persona un poco pesada, un poco molesta, tocapelotas, como estamos comentando, cuando te ocurre algo malo, algo te sale mal, cometes un error o yo que sé, intentaste hacer algo y fracasaste, y viene el típico el típico tocapelotas que te si es que ya te lo dije, si es que yo ya te dije que eso no iba a funcionar. Si es que yo ya te dije que eso iba a pasar.
Sí, sí, sí, por supuesto. Roi, este es el amigo que que cuando cortas con alguien o cuando cortan contigo, cuando una relación llega a su fin, pues te va a yo ya te lo dije, yo ya te dije que esa chica no era para ti. Y es bueno, me da igual que me lo dijeras, yo quería intentarlo.
Claro, yo ya veía que no iba a funcionar. Yo ya veía que no iba a funcionar. Claro, a posteriori es fácil decir que algo no iba a funcionar o que algo iba a ir mal, pero si hubiera ido todo bien, no hubieras dicho nada. Claro, no quedabas mal tampoco. ¿Esa persona no, bueno, yo pensaba que no iba a funcionar tu reacción, pero al final sí, no?
No va a estar ahí esperando cuando algo vaya mal para decirte que él ya lo sabía, que él ya sabía que eso iba a ocurrir. El experto en consejos a posteriori.
Sí, a estos amigos hay que tenerlos lejos también. Hay que tenerlos lejos porque son un poco tóxicos.
Incluso a veces, sin maldad, pues te puede salir una frase de este Bueno, yo ya veía que eso no iba a ir así, yo ya vi señales.
Este es el listo. El listo, el que lo sabe todo antes de tiempo. ¿Pero Roi, hablando de listos, podemos hablar del típico cliente que entra a un restaurante y ya desde el principio va enfadado? ¿Hay clientes así, no?
Sí, sí, sí. Seguro que los oyentes que nos escuchen, que trabajen en hostelería, en restauración, que sean camareros sobre todo, seguro que ya saben ese típico cliente que ya tienes una interacción con él y ya sabes que te va a dar problemas, que es un tiquismiquis, que es un pesado, que es un tocapelotas.
Muchas veces nos estamos repitiendo, pero es que estamos disfrutando de esa palabra es que es muy buena para esto. Si Roi, ese cliente que va a decir que lleva mucho tiempo esperando cuando en realidad solo lleva 5 min. O que va a decir que la sopa está fría cuando la sopa está hirviendo.
Y es el típico que cuando pides una carne como el entrecot o bueno, cualquier carne que tienes que pedir, el punto al que esté hecho, como poco hecho o muy hecho, lo que sea, siempre devuelve esa carne, ese chuletón o el entrecot varias veces lo pide poco hecho, le llega. Pero es que está casi crudo, esto está sangrando, házmelo un poquito más. Se lo hacen un poco más ay, es que ahora está muy seco, ahora ya no me vale. Hazme otro.
Qué servicio tan malo. Les pedí un chuletón poco hecho y me llegó lleno de sangre. Es horrible el servicio. A ver, es que es relativo. Poco hecho, bueno, para algunos es más hecho que para otros.
Este es el que va a ir a mi pueblo, al restaurante, al restaurante Casa Paco, y va a pensar que está allí en un restaurante con estrellas Michelin. Entonces va a exigir mucho.
Una persona muy exigente. Y claro, nadie es perfecto, ningún restaurante es perfecto.
Entonces siempre puedes quejarte por algo. Bueno, pues nada, Paco, creo que podemos dejar aquí este episodio sobre los tocapelotas, una palabra coloquial y vulgar para hablar de esas personas que protestan mucho, que molestan, que están siempre diciendo que todo está mal o protestando mucho.
Entonces lo dejamos aquí. Roi, creo que los oyentes no se van a olvidar jamás de esta palabra porque la hemos repetido como 500 veces. Entonces una buena forma de aprender es repetir.
Y recordad que es una palabra vulgar, entonces no la usamos en todos los contextos. Hay que tener muy claro cuándo se puede usar en contextos coloquiales, informales, con gente con la que tenemos confianza precisamente.
Roi, nos despedimos. Espero que pases un buen día por ahí y que no le toques las pelotas a nadie.